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miércoles, septiembre 27, 2006

La Mercé

El pasado fin de semana fueron las fiestas de la Mercè. Esto funciona más o menos así: cada ciudad o pueblo tiene su día de fiesta (y en Barcelona, cada barrio, de ahí las fiestas de Gracia, de Sants, etc.). Las fiestas de la Mercè son las fiestas de la ciudad entera de Barcelona, y como cada ciudad tiene derecho a elegir un día feriado propio, este lunes no se trabajó en toda la ciudad.

Las fiestas comenzaron el viernes y terminaron el lunes por la noche. Durante todo este tiempo funcionó el metro (que normalmente suspende el servicio durante la noche), y en varios lugares de la zona costera de la ciudad hubo un espectáculo tras otro. En teoría, aquellos capaces de sostenerse 90 horas seguidas tienen siempre algo para hacer, porque la fiesta no para.

El viernes, luego de salir del trabajo, y después de cambiarme, salí por la noche a la plaza de la Catedral, donde a las 22:00 comenzaba un espectáculo que fusionaba jazz, música africana y música árabe (aunque más bien fue pasando de un género a otro de manera gradual). Fui con Emily, uno de los polacos, y una pareja nueva de inquilinos de Estefanía, llamados "los ingleses", aunque en realidad se trata de un ecuatoriano de 32 años y una polaca de 21 que vivían juntos en Inglaterra. La polaca viene por Erasmus, y el ecuatoriano (Francisco) vino a ayudarla a encontrar alojamiento pero parece que le ha gustado Barcelona como para quedarse a vivir. Por cierto, Francisco sacó muchísimas fotos, pero todavía no me las ha enviado por email, así que publicaré esto sin ninguna de ellas.

La música me gustó mucho (los instrumentistas eran excelentes), lo que no me gustó tanto fue que me cobraran en un bar 7 euros por un litro de cerveza (luego compraría en la calle, donde los moros la vendían a 1 o 1,50 euros). Por suerte, un litro de sangría en ese bar costaba lo mismo, y era una mejor opción.

De izquierda a derecha: la polaca; Jasek, uno de los polacos (detrás); Francisco, ecuatoriano, novio de la polaca; Emily, estadounidense.


El escenario del show de la plaza de la Catedral, tomado con mucho zoom:



Desde ahí nos fuimos hasta el Fórum, ubicado dentro de la ciudad, al noreste, sobre la costa. Fuimos en metro, la línea 4 no daba más de gente, cuando entramos en el vagón había adelante un grupo enorme que cantaba cosas del alcohol, fumaba porros y se divertía. Al rato se formó atrás otro grupo, más pequeño, que empezó a cantar cosas de fútbol (cada grupo era de un equipo diferente). Por supuesto no se armó ningún lío, acá la gente es más tranquila, en Buenos Aires hubiéramos estado en problemas (estábamos en el medio).

Nunca había ido al Fórum, y los catalanes me habían dicho que era un lugar horrible, una mole de cemento sin nada de verde cerca. Es cierto, lo es, y además está rodeada de una enorme plaza también de cemento, pero junto al edificio principal hay un parque de diversiones pequeño (para lo común en Cataluña) pero muy bueno, con unos juegos que nunca había visto en persona y que parecen ser muy duros. Por ejemplo, en uno hay gente metida dentro de una bola, la cual está conectada con algo elástico a unos postes altísimos, la cuestión es que eso gira de manera caótica a unos cuarenta metros de altura, con la gente dentro... O el ascensor en cuyo exterior vas sentado mientras sube y baja a toda velocidad...

Además de la mole y la feria, había muchas otras cosas. Luego me enteraría de que había carpas de MTV y otras cosas, pero la única que vimos fue la de Movistar, así que entramos, y como era previsible (se trataba de una fiesta de música electrónica) había unos DJs, unas pantallas gigantes y bastante gente que esperaba a que alguien le pusiera un poco de onda. Esa persona no llegó en el rato que estuvimos dentro, y nos fuimos a dormir.

El sábado un compañero de trabajo (Leo) me invitó a su fiesta de inauguración de piso (alquilado). Aquí es costumbre, cuando uno va a una fiesta, llevar no sólo bebida sino también comida, como para que haya variedad y uno pueda comer un poco de todo. Como no tenía ni idea de qué llevar, preparé una pequeña picada y la llevé. Llovía un poco (por suerte no fui a ver a la banda más importante de esa noche, que canceló la función porque era al aire libre). Comí, tomé y charlé (aunque más bien escuché, aquí la gente no tiene miedo ni pudor de hablar de ninguna cosa). Luego me fui con Leo a un bar cercano a la Plaza Real, y de ahí a una discoteca para catalanes vestidos de hippies. Estuvo todo muy bien, pero terminé la noche sin un euro y totalmente destrozado. Por suerte Leo tiene un auto con GPS, porque el regreso en metro se veía imposible.

El domingo a la noche volví a salir con Emily y los "ingleses" a la plaza de la Catedral, donde había un espectáculo más orientado a la música africana. También estaba Estefanía (la del alojamiento en Plaza España) con su madre, su hija Jessica y su sobrina, que tiene unos seis años y bailó desenfrenada imitando a Shakira por un buen rato y luego cayó agotada. Yo también estuve bailando un rato, sobre todo con Jessica, que quería bailar conmigo.

La hija de Estefanía (Jessica), su sobrina y ella:


La música también fue muy buena, y cuando terminó la función Estefanía se fue con su familia y los demás terminamos en Plaza Cataluña. Yo no había tomado nada, pero los demás sí. El ecuatoriano perseguía ratoncitos con la cámara fotográfica, mientras la polaca intentaba que todos cantáramos una canción para niños en polaco que trataba de un hombre vestido de verde. En la Plaza ya no había función de nada, pero al rato apareció un grupo de brasileños y uruguayos unidos por un cable. Uno de ellos llevaba conectado una guitarra, otro un bajo, otro un altavoz, otro simplemente ponía su cuello en juego rodeándolo con el cable, y venían con más gente. Al parecer, venían de una fiesta privada y tuvieron la idea de continuarla en la plaza. La guitarra sonaba horrible, pero supongo que lo que importa es la actitud...

Al rato recogieron una rama de palmera enorme y empezaron a hacer pruebas como pasar de espaldas por debajo de ella, y luego a utilizarla como para saltar a la cuerda. La polaca batió el récord saltando 8 veces seguidas sin caerse (hay video, porque el novio me pidió que la filmara para luego reírse de eso). Después de esto, ya a las cuatro de la mañana, nos fuimos.

El lunes hizo un día de playa, pero me levanté tarde, y decidí ir a las 22:00 a la plaza España (más bien, al castillo del Mont Jüic, cerca de ahí) a ver los fuegos artificiales. Al parecer, hay tres empresas de pirotecnia muy importantes en Barcelona, y cada noche una de ellas mostraba lo que tenía para ofrecer en las playas de Barceloneta. La noche del lunes, en cambio, los fuegos artificiales eran para finalizar La Mercè. Mientras tanto, en el Fórum, tocaba gratis El canto del loco, la banda más importante de España en estos momentos, pero pronto tuvieron que cerrar el recinto porque ya habían entrado 135.000 personas y no cabía ni una más. Previsiblemente, se me hizo tarde para los fuegos artificiales, y cuando llegué a Plaza España ya estaban terminando.

Jamás vi tanta gente junta. Plaza España estaba casi llena (calle incluida), y la avenida que lleva al palacio de Mont Jüic (de unos 800 metros) también. Y toda la zona del palacio. Y estoy seguro de que las calles cercanas. Cuando terminó el espectáculo, me quedé veinte minutos esperando porque quería ir caminando hasta la fuente, pero no dejaba de venir gente por la avenida así que desistí. Tomé un par de fotos malas de los fuegos, filmé los segundos finales, y tomé unas fotos de la muchedumbre (que sólo se ve como un manchón negro, así que no las subo).

De ahí me fui caminando hacia el mar, y luego subí hacia Plaza Cataluña por una calle que tenía muchas mujeres de las que te dicen "¿quieres follar?" mientras vas caminando, o directamente te silban porque no saben si hablas castellano. Luego subí por Passeig de Gracia, donde ya había un montón de empleados desmontando cosas de las fiestas. A la medianoche me metí en el metro, porque sospechaba que podía dejar de funcionar en cualquier momento, y creo que me subí al último tren. Y así terminé el fin de semana de la Mercè. Me quedaron muchas cosas por ver, como los castillos humanos, los desfiles de muñecos cabezudos, y el correfoc ("corre, que viene el fuego"), donde un grupo de profesionales del terror avanzan a todo trapo con unas bengalas de las cuales mejor mantenerse alejado (esto se hace en una calle angosta, faltaba más).

Este video no es mío, pero sí son los fuegos artificiales de la noche que fui:

martes, septiembre 26, 2006

Sobre el catalán

Bueno, escribiré un poco sobre el uso del catalán en Barcelona y un par de observaciones idiomáticas. Probablemente no le interese a nadie, pero estoy aburrido y me olvidé el cable de la cámara como para bajar las fotos y escribir sobre las fiestas de la Mercé, así que igual lo publico.


Uso y costumbres

El catalán, en principio, es la lengua co-oficial (junto con el castellano) de Cataluña. Cataluña, que ocupa la zona noreste de España, tiene cuatro provincias: Barcelona, Lleida (Lérida en castellano), Girona (Gerona) y Tarragona.




El catalán (dicen que) tiene cinco dialectos, de los cuales sé que existen el barcelonés, el de Lleida, el valenciano y el mallorquino. El mallorquino es tan cerrado que un barcelonés normalmente no lo entiende.

El uso del catalán sigue unas normas de buena educación (en Barcelona) que son bastante útiles para alguien que no lo habla (aunque no son muy útiles si uno quiere aprenderlo). En una conversación donde intervienen varias personas (por ejemplo, en una mesa de un bar), es suficiente que haya una persona que no habla catalán para que todos hablen en castellano. Todos los catalanes saben castellano. Por esta razón, apenas salen de sus casas, los catalanes suelen pasarse todo el día hablando en castellano, salvo en alguna conversación persona a persona con otro catalán. Es realmente muy difícil que alguien que está cerca mío hable en catalán, y si lo hace, en cuanto alguien empieza a hablar en castellano inmediatamente conmuta a este idioma. A veces se dan cuenta tarde y en el medio de una oración realizan el cambio.

Esta regla de buena educación también se aplica a otros idiomas. Si en un grupo todos hablan castellano e inglés, pero una persona sólo habla inglés (o no entiende mucho de castellano, o lo entiende pero no lo habla), todos comienzan a hablar en inglés. Suele pasar que la persona que no habla castellano se aleje, y en este caso, normalmente, por inercia, los que quedan siguen hablando en inglés. Normalmente se evita formar grupos en los que no haya un idioma en común, sea cual sea, porque traducir en simultáneo es demasiado engorroso (por ejemplo, si hay una persona que sólo habla castellano y otra que sólo habla inglés, una de ellas probablemente no será invitada a participar).

Existen, volviendo a los catalanes, dos minorías. La más numerosa de las dos está formada por catalanes que no hablan nunca catalán, simplemente prefieren hablar castellano. En este grupo hay personas que han vivido varios años en otras zonas de España, y personas que jamás se han ido de Cataluña, no me queda claro si esta preferencia es una decisión personal, una cuestión de costumbre (por ejemplo, si la persona está en pareja con alguien que no habla catalán), o una postura política.

La otra minoría está formada por las personas que expresan claramente su preferencia por hablar catalán, y yo estimo que no llega al 10% de los nacidos en la ciudad. Normalmente, se trata de personas mayores que han sufrido de alguna manera el régimen franquista y hacen del uso del catalán una cuestión de reivindicación política, o de personas recién llegadas desde los pueblos catalanes, pero también se incluye aquí la nueva generación de estudiantes universitarios, también con ciertas ideas políticas, y que nunca ha trabajado fuera de la universidad. Es que en la escuela primaria y secundaria actual sólo se dictan un par de horas semanales de castellano. En la universidad, el 60% de las clases son en catalán y el 40% restante en castellano. En posgrados, investigación universitaria, etc., hay una gran preferencia por el catalán. Esto hace que, aunque sepan hablar castellano, esta nueva generación se sienta mucho más cómoda con el catalán y a veces le falte un poco de vocabulario cuando se expresa en castellano.

De todas maneras, yo creo que el empleado catalán se pasa la mayor parte del día hablando en castellano. Y en algunos casos a las empresas no les importa que los clientes quieran hablar catalán. Por ejemplo, en la empresa en la que trabajo, donde se hace telemárketing en Cataluña y Valencia, la campaña más grande (de Citibank) no exige que los teleoperadores sepan catalán. La campaña más pequeña, perteneciente a Alpi, una empresa de Internet, sí pide empleados bilingües, pero por decisión de Alpi. El caso más extremo son los teleoperadores de la Generalitat (gobierno catalán), que tienen la obligación de atenderte en catalán pero inmediatamente pasan al castellano en cuanto respondes a su "Bon día" con un "Buenos días". Por cierto, llamando al 010 te dicen desde qué película dan en qué cine hasta qué autobús hay que tomar para ir a cierto lugar, es impresionante lo que saben estos muchachos.

Políticamente, se reivindica el catalán. En aquellas ocasiones donde necesitan indicar algo en catalán y castellano, también lo indican en inglés, creo que para evitar reconocer el peso y la influencia del castellano todo lo posible. Léxicamente, el castellano presiona al catalán, que toma muchas palabras y frases prestadas (incluso cuando tiene equivalencias propias, que se dejan de usar en el proceso).

El único lugar donde todo es en catalán es en los anuncios del metro. La voz grabada que indica la próxima parada sólo lo dice en dicho idioma. Los nombres de las calles también están en catalán. En todo lo demás se usa el bilingüismo o el trilingüismo. Los periódicos locales tienen una mezcla de artículos en catalán y en español, algo así como mitad y mitad. Lo más curioso es que no hay un criterio para esto, puede suceder que una nota sobre algo de Barcelona esté en castellano y otra nota sobre algo de Madrid esté en catalán.

Una costumbre lingüística a tener en cuenta es lo que llamaré la "secuencia de ofrecimiento". Cuando alguien ofrece algo, es costumbre rechazar la oferta por buena educación una cantidad determinada de veces y luego aceptarla, si interesa. La cantidad de veces que se hace el ofrecimiento es limitada, y según he estudiado, cambia según la cultura. En Argentina creo que el número de intercambios es tres, pero en España es claramente uno menos. Esto quiere decir que, cuando le ofrecen algo a un argentino, es posible que se quede con las ganas, a la espera de que el español insista una vez más (pero no lo hará). A la inversa, cuando un argentino ofrece algo, puede sonar un poco pesado para el español (ya que insiste una vez más de las normales, es como si intentara forzarlo a aceptar). Creo que es algo que se debe tener presente, aunque es algo tan inconsciente que es difícil de cambiar. En realidad es necesario un cambio de actitud: aquí, cuando se quiere algo, se lo pide o se lo aclara sin más (los catalanes son en general muy frontales, dicen cosas que en Argentina creo que no se dirían tan abiertamente, simplemente se sugerirían).


Sobrevolando el catalán

Aquí escribiré lo poco (prácticamente nada) que sé del catalán. Posiblemente haya cosas incorrectas que corregiré en cuanto me entere.

Entre los diferentes dialectos no distingo ninguna diferencia salvo la siguiente: el barcelonés cambia las vocales 'e' y 'o' átonas (o sea, sin acentuar) en una especie de 'a' (aunque está a mitad de camino entre una 'e' y una 'a') y en una especie de 'u' (aunque está entre una 'o' y una 'u'). Por ejemplo, "Terrasa" (con acento prosódico en la primer 'a') se dice algo así como "Tarrasa", y "Congrés", "Cungrés". A mi entender, salvo que uno tenga mucho oído (y quien hable pronuncie correctamente), esto hace al barcelonés bastante difícil: si oímos "Barsaluneta", podríamos escribir "Bercelonete" (la correcta es "Barceloneta"). Los otros dialectos no hacen esto, la 'e' y la 'o' son siempre como en castellano. Por cierto, esto hace que "Barcelona" se diga "Barsalona", y "Espanya", "Aspaña".

De todas maneras, muchos de quienes hablan catalán provienen de otras regiones de España y no utilizan ningún fonema que no conocieran previamente. Esto resulta en un idioma que suena a español trabado, con consonantes que sobran ("Jo sóc Fernando" es difícil que suene bien, por la 'c' y la 'f' que se juntan).

Además de esto, las reglas ortográficas del catalán son muy difíciles, en particular las de la 'x', que según la posición puede tener tres o cuatro sonidos diferentes. Además, algunas letras finales, en ciertas circunstancias, no se pronuncian. Y a veces se utilizan acentos de apoyo para indicar únicamente que el sonido de esa vocal no debe ser modificado. Por todo esto, los errores ortográficos de los catalanes son muy, pero muy comunes. Creo que Pompeu Fabra, quien normalizó las reglas ortográficas del catalán, hizo su trabajo a medias, ya que podría haber enlazado escritura y pronunciación de una manera más estrecha y sin tantas excepciones para memorizar.

Una excepción son los apellidos, que se pronuncian según las reglas antiguas del catalán. Por ejemplo, el apellido Puig se pronuncia algo así como "push", aunque la palabra "vaig" se pronuncie "vaish" y no "vash", como uno podría prever. Dos casos muy prudentes son "Colón" (que no es "culón"), y "Collblanc" (que no es "cul blanc").

Para aquellos informáticos que se preguntaban quién coño había decidido colocar en una posición privilegiada (SHIFT + 3) un símbolo en apariencia tan inútil como '·', les diré: los catalanes. Aquí se utiliza un poco, sólo en 'l·l', significando una ele larga: "instal·lació". También es responsabilidad de los catalanes (y tal vez de los gallegos) la cedilla ('ç´). Y el acento grave: 'è'. Otra cosa rara es la 'i' con diéresis: 'ï', que no tengo idea de cómo se pronuncia. Por cierto, la 'ñ' sobra aquí, ya que escriben 'ny': "Espanya", "Catalunya".

El catalán, sabiendo las preposiciones y con un poco de italiano o francés, es fácil de leer. Aquí traduzco las palabras más importantes, o que son imposibles de deducir:

- amb: con
- anar: ir
- ara: ahora
- avui: hoy
- dinar: cenar
- encara ("ancara"): aún, todavía
- fins: hasta
- llar: hogar
- lloc: lugar
- lloguer: alquiler
- merci: gracias
- propera ("prupéra"): próxima
- res: nada
- rodalies ("rudalías"): cercanías
- (la) seva, (el) seu, (las) sevas, (els) seves + sustantivo: su/sus + sustantivo: "la seva casa". Hay variantes en género y número: "els seves millions" (sus millones, o sea, los millones de él o ellos)
- semblar: parecer
- sortir: salir
- tallat: cortado
- tancar: cerrar
- vaig, vas, va... + verbo: en vez del futuro, como uno supondría ("va a ir"), expresa pasado ("ha ido")
- vegades ("vagadas"): veces
- xarxa ("shársha"): red

El catalán tiene más sonidos que el castellano. Además de las vocales antedichas, tiene otras que no mi oído aún no puede diferenciar, como dos 'o', una abierta y una cerrada.

Tiene también dos eses, una como en la pronunciación española (es como una ese argentina, pero con un ligero matiz de 'sh', creo que se llama 's' sonora), y la otra como la argentina (sin ese matiz de 'sh'). La variante argentina no se utiliza en el resto de España, y es una buena manera de reconocer a un argentino (si decir "sho", las vocales acentuadas largas, la entonación italiana, la 'ch', la 'z', la 'e' o la 'd' no lo delatan antes). Un ejemplo: la traducción catalana de la palabra "feliz" es "feliç", y se pronuncia diferente que si estuviera escrita "feliz" o "felís".

El catalán tiene también una 'ch' suave, a mitad de camino entre la 'ch' argentina y el 'sh' de show, y un sonido extraño para las palabras terminadas en 'll' ("Maragall", "Sabadell"), que uno puede imitar diciendo 'il' muy rápidamente.


Sobrevolando la fonética española

Como he dicho, hay muchas formas de pronunciar el castellano en España. Aquí diré lo que he visto, desde la perspectiva de un argentino. Las cosas que son iguales o muy parecidas no las mencionaré.

La 's' española se pronuncia con la lengua un poco más atrás, como la 'sh' de show, pero sin utilizar los labios, y muy breve. La 'z' (y la 'c' en las sílabas 'ce', 'ci') tienen un sonido propio, diferente al de la 's'. En alguna zona de Andalucía, todo es 'z', y ese seseo les resulta muy gracioso a los de aquí.

La 'll' cambia entre zonas, la madrileña es más cercana a la argentina pero tampoco utiliza los labios, es más bien como 'li' intentando pronunciar la 'l' y la 'i' a la vez.

La 'ch' es más suave. En Andalucía, la 't' parece una mezcla de 't' con 'ch'. La 'd' en posición intermedia es más breve, y en algunas zonas ni se pronuncia ("colgao").

La 'j' no es tan gutural, sino que es más similar al sonido inicial de la palabra inglesa happy. Lo mismo con la 'g'.

Las vocales son también diferentes. Se pronuncian (como todo aquí) con la parte delantera de la boca, y por eso suenan un poco más graves (especialmente la 'e'). La vocal tónica se hace solamente acentuando el sonido (en Argentina, además de hacer esto, se estiran las vocales). Cuando un español quiere imitar la fonética argentina, cambia las 's', las 'e', y prolonga exageradamente las vocales, así que supongo que eso es lo que más les llama la atención.

La entonación general de una oración también es diferente, pero no intentaré explicar cómo.

Finalmente, quiero aclarar que la imitación del acento español que se hace en Argentina no es aplicable en Cataluña. Es más, creo que en películas como Torrente lo que se hace es exagerar el acento andaluz, para hacer reír también al público español.

viernes, septiembre 22, 2006

Breve diccionario castellano-argentino

Bueno, creo que comenzaré un breve diccionario castellano/argentino. Vale la pena aclarar que muchas palabras argentinas (como "enojar") las entienden, pero les parece español antiguo. Si debo creerles a mis profesoras de Gramática, probablemente lo sean.

Hay que aclarar que dentro de España el idioma castellano tampoco es uniforme, existen muchos localismos (en particular con los insultos y la comida)

Pondré en primer lugar el término en español, y luego en "argentino".

- acera: vereda (que tiene bordillo, no cordón)
- aclarar: lo mismo, pero también enjuagar
- acojonar: dar miedo
- albaricoque: damasco (creo)
- alcalde: intendente
- altavoces: parlantes
- americana: un saco de vestir, creo
- ampolla: botella (en Cataluña)
- aparcar: estacionar
- apresurar: apurar
- apurado: muy próximo a otra cosa / con poco dinero
- arcén: banquina
- asignatura: materia
- autobús: colectivo, ómnibus, micro
- ayuntamiento: municipalidad

- (la) baja: trámite que se realiza cuando uno no puede ir a trabajar por estar enfermo. Baja voluntaria: renuncia
- bañador: malla de playa
- bechamel: salsa blanca
- billete: boleto (de tren, etc.)
- bizcocho: torta
- bocadillo, bocata: sandwich que no usa pan de miga
- bollera: lesbiana
- bombona: garrafa
- boniato: creo que es la batata
- borde: grosero
- bote: hacer un bote es hacer una vaquita
- braga(s): bombacha
- bretel: tirante de un sostén

- cabrón: una persona que va haciendo daño de cualquier tipo a su paso, que tiene mala leche. Cuidado con este insulto, suele ser bastante grave
- cabroncete: es una forma más suave de "cabrón"
- cacahuete: maní
- café manchado: creo que es el café "lágrima"
- cajetilla: atado de cigarrillos
- calcetín: media
- calentador: calefón y termotanque
- camarero: mozo (no usar esta última, significa hombre joven)
- camiseta: remera
- caña: copa de cerveza
- capullo: un imbécil, que hace cosas de "pajero". También es la punta del pene
- cargarse a alguien: matar a alguien
- cargarse algo: llevárselo puesto, destruirlo
- carretera: ruta (ruta no se entiende aquí)
- carroza: jovato
- casco: auriculares que rodean la cabeza
- castellano: español (hacen esta distinción porque en España hay cuatro lenguas)
- centralita: central telefónica
- cerillas: fósforos
- chaflán: ochava (creo)
- chapuza: algo hecho mal y deprisa (y creo que también significa "changa")
- chaqueta: campera (aunque algunas camperas argentinas califican como jerseis, americanas, etc., y no como chaquetas)
- charcutería: embutidos
- charnego: en Cataluña, toda persona cuyos padres no sean catalanes, aunque hayan nacido aquí (aunque muchos catalanes no conocen la palabra, a no preocuparse)
- chato: ñato
- chaval, chavala: muchacho, muchacha
- chinchar: molestar a alguien, bromear sobre él (puede ser una palabra andaluza)
- chollo: ganga
- chulo: 1) cafishio, y por extensión, persona arrogante y algo prepotente. 2) bonito: "mira qué chulo es este vestido".
- chungo: choto, de mala calidad / que atemoriza ("este barrio es muy chungo")
- chupado: para nada chupado. En España, algo que está chupado es muy fácil de hacer, al revés que en Argentina.
- cobertizo: galpón
- crema: crema pastelera (y no "nata")
- coger: agarrar. Los medios de transporte también se cogen (no se toman)
- coger una cogorcia...: emborracharse tanto...
- cojo: rengo (rengo no se entiende)
- cojones: huevos (testículos). Con dos cojones: con todo el coraje del mundo. ¡Y dos cojones!: ¡ni a palos! Cojón de mico: algo muy pequeño ("no se ve un cojón de mico"). Tocar los cojones: romper las pelotas.
- cojonudo: macanudo
- comercial: vendedor
- compresas: toallitas femeninas
- conducir: manejar ("manejar" no se usa)
- contable: contador (como profesión)
- coñazo: embole
- coño: concha. Curiosamente, la palabra "concha" significa también lo mismo en España (sólo que no es muy usada), pero como el chiste fácil no tiene mucho éxito aquí siguen apodando Concha a las Consuelo o similares.
- correrse: llegar al clímax, "acabar". Cuidado con esto (aunque los españoles generalmente no se reirán, no les causan mucha gracia los doble sentidos fáciles)
- cristal: vidrio (y también cristal, claro)
- cromos: figuritas, como las que se intercambian en Sant Antoni los sábados a la mañana
- cruasán (o crusán): medialuna grande
- congelador: congelador, freezer
- crepe: panqueque
- cubo: balde
- culo: lo mismo que en Argentina, pero en España cola significa pene. De todas maneras, para los españoles la palabra culo no suena grosera.
- curro: "laburo"
- cutre: de mala calidad, de mala muerte ("una habitación cutre")

- dar por culo: meter por el culo, pero figurativamente es "romper las pelotas"
- dietas: viáticos
- doncella: mucama

- echar la bronca, regañar: retar a alguien
- empanada: tarta de hojaldre (la típica es la empanada gallega, con atún)
- empanadilla: lo más cercano a la empanada argentina ("empanada" es otra cosa aquí)
- empollón: "traga"
- en plan X: simulando ser X, actuando como X. "Fui a Venecia en plan turista", "a ese bar se va en plan hippie".
- enfadar: enojar
- escaparate: vidriera
- escayola: yeso
- espabilar(se): poner(se) pillo, avivar(se)
- estar como una (puta) cabra: estar loco
- estar enchufado: tener privilegios, estar acomodado
- estar frito de algo: estar podrido de algo
- estropajo, fregona: trapo de piso
- examinarse: rendir una materia (asignatura)
- expendedora: máquina que sirve para comprar algo
- extensión (de teléfono): interno

- falda: pollera
- faltar la picha del piojo (andaluz): faltar muy poco
- fiesta: fiesta, pero también feriado. Creo que también se usa festivo.
- flipar: quedarse atónito, desconcertado, "tildado". Ejemplo: ayer vi a U2 y flipé, quedé flipado. También significa alucinar estando drogado.
- follar: tener sexo
- folleteo: sexo rápido, de una noche y nos vemos
- follón: quilombo
- francés: felación, mamada ("me hizo un francés")
- Frankfurt: pancho (en Cataluña)
- fresa: frutilla

- gabacho: francés, despectivo
- gafe: persona que trae consigo la mala suerte
- gamberro: patotero
- garrulo, a: persona que quiere tener estilo pero fracasa una y otra vez (por su nivel cultural, su vocabulario o por algo en su aspecto)
- gaseosa: una especie de soda dulce
- gasolina: nafta
- gel: jabón líquido
- gilipollas: un imbécil, que además está orgulloso de ser como es
- gofre: waffle
- goma: forro (preservativo)
- gomina: gel (gel es otra cosa)
- gorila: patovica
- grapadora: abrochadora
- grifo: canilla
- guarrilla: mujer que hace cosas un tanto fuertes en el sexo
- guarro: que hace cosas asquerosas o dice muchos tacos
- guindilla: ají
- guiri: extranjero que no habla el idioma, y que normalmente se viste de una manera particular. Es también un término despectivo. El idioma que estas personas hablan creo que se llama guirigay
- guisante: arveja

- hacer la pelota, pelotear: "chupar las medias"
- hacerse el sueco: hacerse el boludo
- hijoputa: hijo de puta
- hora punta: hora pico
- hortera: pasado de moda, mersa
- hostia: 1) darse una hostia: chocar. 2) repartir hostias: pegarle a todo el que se cruce. 3) ¡Hostia!, ¡Hostia puta!: ¡no me lo puedo creer! 4) estar de mala hostia: estar de muy mal humor. 5) cagarse en la hostia: cagarse en Dios.

- igual X: a lo mejor X ("igual voy" significa "a lo mejor voy"). Hay que tener cuidado con esto, porque en Argentina indica un hecho que es tomado por cierto, mientras que aquí es una forma de indicar que uno no está seguro de algo. "Igual hoy lloverá" no quiere decir que uno crea que vaya a llover, sino que tal vez llueva, aunque uno no tenga ganas de que eso suceda.
- intermitente: guiño
- ir a [mi, tu, su] bola: hacer lo que se quiere sin tener en cuenta a nada ni nadie
- ir a freír espárragos, ir a hacer puñetas, ir adonde pican los pollos (andaluz), ir a tomar por culo: ir a la mierda (nota: las puñetas son unos tejidos, nada más aquí)
- írsele la olla: hacer locuras ("se le va la olla")

- jamaicano: jamaiquino (muchos gentilicios cambian, he escuchado "hungarés" y otros)
- jersey: pulóver
- jo, joder, coño, cojones!: interjecciones que significan "¡no lo puedo creer!". En "joder" se acentúan las dos vocales, estirando ambas pero sobre todo la "o".
- judía: poroto

- ladrón: además de la persona que roba es un triple
- lavadora: lavarropas
- lejía: lavandina
- ligar: levantarse a alguien (sustantivo: ligue)
- ligero: liviano
- luces de cruce, de carretera: luces bajas, luces altas

- mala leche: 1. mala suerte ("tener mala leche"). 2. malhumor ("hoy estoy de mala leche")
- maletero: baúl del coche
- malezas: yuyos
- mando, mando a distancia: control remoto
- marcador, rotulador: fibra
- mechero: encendedor ("encendedor" también se usa)
- melocotón: durazno
- melón de agua: pomelo, tal vez
- meterse con alguien: molestar a alguien, bromear sobre esa persona
- metro: subte
- michelín: rollo en la barriga
- mogollón: montón
- molar: "copar" ("Esa música me mola").
- moñigo: sorete
- morena: morocha
- móvil: celular

- nata: crema de leche. "Crema" es crema pastelera.
- néctar: jugo hecho a base de extracto (néctar de naranja, etc.)
- nevera, refrigerador, frigorífico: heladera
- niñato: "pendejo"
- nómina: recibo de sueldo
- notario: escribano

- ordenador: computadora

- paleta: albañil
- paleto: persona del campo ignorante y que no sabe manejarse en las ciudades
- palillo: escarbadientes
- palomitas (de maíz): pochoclo
- palomo cojo: hombre homosexual
- paluego: resto de comida que queda entre los dientes "pa comer luego"
- parking: estacionamiento
- (el) paro: desempleo. Coger el paro: después de trabajar un tiempo, hacerse despedir y recibir hasta dos años un subsidio (un mes por cada tres trabajados)
- pasada: algo muy bueno o muy malo ("esa moto es una pasada")
- pasar de (mi/tu/su...) culo: no darle pelota a alguien, ignorarlo
- pasota: persona que pasa de todo, a la que nada le importa en absoluto
- pastas: puede significar lo mismo que en Argentina (incluyendo la pizza), o también significar facturas (de las comestibles). Pasta significa también guita.
- patata: papa
- pelota: chupamedias
- la peña: el grupo de gente que sale de joda. Siempre es "la peña", no se usa "una peña"
- pereza: fiaca
- petar: explotar, romper ("el motor ha petado") / cerrarse abruptamente un programa del ordenador ("me ha petado el Word") / llenar un espacio a tope ("el tren estaba petado")
- picha: pene
- pileta: lugar donde se lava la vajilla (nada más)
- pillar: 1. robar: sentado en una mesa y rodeado de sillas vacías, pueden preguntarte: "¿puedo pillar esta silla?". 2. descubrir: "me has pillado con las manos es la masa" (este último no verificado). 3. "colgarse": "el ordenador se ha quedado pillado"
- pijo, pija: joven rico, rica ("concheto", "concheta"). Pijo, según el contexto, puede significar pene
- pimiento: morrón
- piña: ananá (y no significa ningún tipo de golpe)
- piño: golpe ("me dio un piño en la cara")
- pirar(se): irse de un lugar: "¡Me las piro, vampiro!"
- pitillo: ajustado, ceñido ("pantalones pitillos")
- piscina (en algunas zonas de España, alberca): pileta de agua dulce para nadar
- plegar: recoger las cosas e irse del trabajo para volver a casa
- polo: 1) helado de agua. 2) chomba
- poner: en algunos contextos, "decir". Ej.: "aquí pone que hay que apagarlo antes". En otros, "dan": "hoy ponen mi peli favorita en la tele"
- pringar: 1) pegotear; 2) conseguir que una persona haga una tarea que nos tocaba hacer a nosotros
- prisa: apuro
- publicidad, anuncio: propaganda
- putear: molestar (y no insultar!)
- putón: un "gato"

- quedarse pillado: quedarse colgado (ordenadores, personas, etc.)
- quitarse: sacarse, y también correrse (si una persona molesta, se debe preguntar "¿te puedes quitar?" y no "¿te puedes correr?")

- ratón: mouse
- recado: mensaje que se le deja a alguien
- recambio: repuesto
- refresco: gaseosa
- regañar: retar (retar en España es desafiar a duelo, nada más)
- repipi: coqueto/a
- revisor: guarda, chancho del tren
- rizo: rulo. rizar el rizo: llevar las cosas más allá de lo habitual, hacer un paso más de los necesarios
- rosca, donut: donut. Aquí, donut se pronuncia tal como se lee en español. De hecho, casi todas las palabras extranjeras que se utilizan se leen en español (Microsóf y no Máicrosoft, etc.)

- SAI: UPS
- salido: hombre que dice guarradas (obscenidades) a las mujeres ("es un salido") o que está "alzado" ("está salido")
- sello: estampilla
- seta: hongo
- sobar: 1) franelearse con la pareja; 2) dormir (se usa bastante "quedar sobado" para cuando te duermes frente al TV).
- socorrista: cualquier trabajo que implique salvar vidas (por ejemplo, de guardavidas)
- solar: baldío
- sudaca: sudamericano, despectivo
- sudadera: buzo (como prenda de vestir)

- tabaco: cigarrillos ("voy a comprar tabaco")
- taco, palabrota: mala palabra
- taquilla: boletería
- tarta: tarta, pero sólo la dulce que se come de postre
- tejanos: vaqueros, jeans
- tienda: local, comercio
- tienda de campaña: carpa
- tienda de tabacos, estanco: quiosco (hay realmente pocos, se pueden comprar cigarrillos en cualquier café o bar, todos tienen expendedoras automáticas)
- tío, tía: hombre, mujer
- tragaperras: máquina tragamonedas
- trola: bolazo (y nada más)
- tropecientos: quichicientos
- tumbona: reposera
- (un) turismo: creo que es un coche tipo sedán

- vacilar: tomar el pelo, intentar convencer a una persona de algo que es falso
- vale: OK, muy bien
- ¡Venga!: 1. ¡Quedamos así! (en una conversación telefónica es lo último que se dice, luego te cuelgan) 2. ¡Dale!

- yonqui: falopero

- zumo: jugo natural (de paso aviso que el de naranja es muy amargo)


Letras:

- uve: ve corta (cuidado con DVD: deuvedé)
- be: be larga
- uve doble: doble ve (cuidado con WWW). Sin embargo, BMW es "be eme uve".

Palabras que existen en ambos idiomas, pero en castellano nunca se usa la alternativa:

- de nuevo: de vuelta (este último no lo entienden nunca)
- gomita del pelo: nunca se usa "colita del pelo", esto significa un mechón largo de pelo
- coche: nunca usan la palabra "auto"
- y griega: nunca se usa "ye"
- cuaderno: nunca se usa "anotador"

Las comidas del día son cinco, y son en Cataluña: el desayuno (antes de partir hacia el trabajo), el almuerzo (a las 10 AM, sería un segundo desayuno), la comida (al mediodía, es el almuerzo en Argentina), la merienda (por la tarde) y la cena.

Con respecto a las palabrotas, debo aclarar que los catalanes no usan tantas como me esperaba, les preocupa bastante no ser guarros. Las expresiones más suaves ("hacerse el sueco", "estar como una cabra") son mucho más usadas que las expresiones más fuertes.

También quiero aclarar que realmente pocos insultos argentinos son comprensibles aquí. No existen expresiones como estar "en pedo", "al pedo", por ejemplo, y no las comprenden. También tienen una idea errónea de algunas cosas, como de la palabra "boludo", que la consideran como sólo una forma de saludarse entre argentinos.

Finalmente, he encontrado un diccionario más completo, pero en sentido inverso (es decir, explica términos argentinos a los lectores españoles), y está aquí.

martes, septiembre 19, 2006

Un poco de vida social después del trabajo

Esto es sobre lo sucedido en los últimos días.

El jueves fui, esta vez con tiempo, al banco a retirar dinero (mi tarjeta no me permite extraer más de 500 por día). Con ese dinero volví a lo de Estefanía para iniciar la primera parte de la mudanza. Como todo pesa bastante, tengo dos maletas y una mochila para llevar cosas, y además tenía que hacer combinación con el metro, decidí cargar con la maleta más pequeña (y pesada) primero. Me despedí con un abrazo de Estefanía (que salía por ahí), y me subí al metro, que por alguna razón anduvo peor que nunca y demoró más de una hora para un trayecto de 30 minutos. Cansado, y tarde, llegué a lo de Mai, dejé las cosas, y ella me reiteró la oferta de traer las cosas en coche, que esta vez acepté, ya que era tarde y tenía hambre. Así que fuimos en su descapotable hasta Plaza España. Conocí otra Barcelona, la subterránea, la que tiene túneles de varios kilómetros para que los automóviles puedan atravesar la ciudad rápidamente sin cruzarse con ningún semáforo. Son muy anchos y están perfectamente iluminados, lástima que no tengo fotos.

Subí a buscar la maleta que quedaba, y Jessica, la hija de Estefanía, me agregó al Messenger, me pidió (al igual que Estefanía) que fuera a visitarlas, y me acompañó hasta la puerta de entrada, bajando una bolsita para ayudarme. Subí la maleta, volvimos a atravesar la ciudad con Mai, compramos para comer en Telepizza, cenamos y listo.

El viernes fue normal, estaba como es costumbre muy dormido (ya que acá, los días de semana, duermo entre 4 y 7 horas), así que en cuanto volví del trabajo me fui al Mercadona (que no es el supermercado más barato, pero tal vez sí sea el que tiene mejor relación calidad/precio), comí y me acosté a dormir.

El sábado me fui a cortar el pelo, ya que mi peinado, de ser en su momento ligeramente sudamericano había pasado a serlo muy claramente. Pelo corto, gel, y a otra cosa. La norteamericana, Emily, me invitó a cenar, y a la noche fui hasta lo de Estefanía para pasarla a buscar. Fuimos a comer tapas (mariscos, aceitunas, morrones amargos, camarones, y no recuerdo qué más), y luego se prendieron dos polacos y fuimos yendo de bar en bar, tomando una copa en cada uno. La pasé muy bien, además los polacos (que vienen a estudiar aquí por un año) no hablan nada de español, así que en cuanto llegaron empezamos a hablar todos en inglés, pero con el alcohol el inglés de todos (salvo de Emily) se degradó hasta un punto en que pronunciábamos todo tan mal que cada uno entendía una cosa diferente.

Entonces, después de probar unos cuantos tintos, algunos bastante malos, volví hasta lo de Estefanía y preferí no quedarme a dormir gratis, no me parecía muy correcto.

Así que a las tres y media, en la otra punta de la ciudad y sin metro, me tomé un taxi. El taxista no tenía mucha idea de nada, así que cuando sospeché que iba a dar muchas vueltas para encontrar el lugar me bajé, sin idea de para dónde quedaba el norte, sin mapa, y conociendo sólo un par de calles de mi nuevo barrio. Por supuesto, si me perdía mucho podía tomar otro taxi, aunque la verdad es que no se veía ninguno. Caminando pasé junto a los restos de una fiesta callejera (cortando una avenida) que debió estar llena de gente. Finalmente, me encontré con una calle cuyo nombre me sonaba familiar, elegí más o menos por intuición en qué sentido caminarla, y después de un rato finalmente llegué al piso.

El domingo fue muy tranquilo. Sobre el atardecer tomé algunas fotos más, pongo dos aquí:




Luego fui al locutorio, y cuando volvía, escuché unos fuegos artificiales (acá son muy comunes), y cuando subí a la terraza les hice algunas fotos, intentando que la iglesia del monte Tibidabo también apareciera. Están un poco movidas, es la combinación de algo de zoom, mayor tiempo de exposición y, por supuesto, mi pulso.









Durante la semana de la Mercè (las fiestas de Barcelona), tres empresas de pirotecnia compiten entre sí para ver cuál da el mejor show, así que todas las noches habrá unos buenos fuegos artificiales, supongo que en la costa.

Finalmente, estoy conociendo gente y empezando a tener cosas para hacer en grupo. Con Mai tal vez me vaya unos días a Berlín, al menos iré seguramente a un pueblo de Cataluña donde está el museo de Dalí. Y hoy me invitaron a una fiesta en el depto de un compañero de trabajo para el sábado, así que creo que Barcelona está abriendo sus puertas.

Bueno, y eso es todo. Hoy es martes, dormí cuatro horas porque me quedé tomando tequila y hablando con Mai de todo un poco hasta las 4 AM. Hoy me gustaría dormir, pero no tengo demasiadas esperanzas, siempre hay un motivo u otro para quedarse despierto hasta tarde.

jueves, septiembre 14, 2006

Fin de la búsqueda

Continuaré donde lo había dejado en el post anterior.

La visita del lunes a las 20 resultó ser un fiasco. La mujer llegó media hora tarde, y cuando finalmente llegué al piso, me encontré con un lugar amplio, viejo y luminoso. La habitación era muy pequeña, pero habitable. De las dos personas que viven ahí, sólo había una (la mujer estaba encargada de alquilar el piso, pero no de vivir allí). Bueno, esta persona que estaba allí era un hombre de unos 30 años que ni siquiera respondió a mi saludo, y cuya vida parecía estar orientada a vivir encerrado con su portátil utilizando MSN. Eso me dio mala espina. Peor fue cuando la mujer me explicó las reglas del piso. Una era que, si uno traía alguna visita, esa persona tenía que ir directo a la habitación, ya que si utilizaba alguno de los otros ambientes yo debería pagar una multa de 100 euros. Si iba varias veces, se entendía que estaba viviendo allí y habría que pagar el alquiler de esa otra persona. La verdadera propietaria del piso dormiría allí de manera esporádica. El televisor no era del piso, así que su uso dependía de la buena voluntad del tipo del MSN. Lo peor, tal vez, de todo, fue cuando me di cuenta de que la aplicación y sanción de estas reglas no dependía tanto de las visitas sorpresivas de esta mujer que me hablaba, sino de las llamadas telefónicas que el loco del MSN hacía a la dueña de la propiedad (amiga suya).

Luego de esto, y habiendo ya visto un par de antros, uno de ellos con una familia peruana supernumerosa viviendo allí, sinceramente el panorama no era muy alentador. Decidí esperar al martes, cuando tenía arreglada ya una visita a un piso.

El martes, después del trabajo, intenté llamar para confirmar la cita. Eso fue una buena decisión, porque la persona que me mostraría el piso me dijo que ese día sería imposible. No sólo había estado a punto de quedar plantado, sino que también me dio la sensación de que repetiría esa última experiencia del lunes. Así que volví al piso y me fui a cenar con Emily, la americana.

Ese día había sido raro. Cuando me levanté por la mañana y escuché ruido de lluvia, no lo podía creer. Si bien en agosto fue común ver nubes y hasta lloviznas por la tarde, las mañanas siempre habían sido mucho mejores. Pero sí, llovía. Llovió todo el día. Y cuando salí por la noche con Emily, llovía bastante. Buscando un lugar para comer, fuimos yendo a la deriva por las calles cercanas a Plaza España. Como estaba empezando a llover fuerte, nos metimos en un restaurante árabe y cenamos. El problema fue al salir, llovía muchísimo (aunque sin viento, a diferencia de cuando viajé a Cantabria), y Emily tenía un paraguas pequeño del que me convenía alejarme, ella tenía buena intención y quería cubrirme, pero me quedaba medio cuerpo afuera y todo lo que el paraguas juntaba de agua me caía en la cabeza. De todas maneras, ya estaba empapado. Era sólo lluvia, claro, pero no había nadie en la calle y los dos estábamos sumamente perdidos. Además, no había ningún lugar abierto para refugiarnos, ya que nos habíamos ido del restaurante porque estaban cerrando y ya era muy tarde. Así que caminamos hasta encontrar a una chica, totalmente empapada, que nos dijo que estaba caminando porque el metro la había dejado una estación antes: la Plaza España estaba inundada. Pero bueno, llegamos finalmente, riéndonos y chorreando agua fría.

Con respecto al alojamiento, decidí cambiar de estrategia, y esa noche publiqué un anuncio en Loquo.com hablando un poco de mí, y dejando claro qué era lo que estaba buscando.

El miércoles también amaneció lluvioso (llovería un tercio de lo que llueve en todo un año en Cataluña), y un tanto problemático. En Plaza España no funcionaba ninguna de las dos líneas de metro que pasan por allí, así que tuve que esperar una media hora hasta que se normalizara el servicio. Como todos los días, bajé en Plaza Cataluña y me subí al tren, que por suerte no tuvo ningún inconveniente (muchas líneas de trenes no funcionaban, hubo gente que tardó 14 horas para hacer 200 kms.). Por la tarde, me llamó una mujer que había leído mi anuncio y quería arreglar para que viera el piso. Quedé para las 19:30, y luego me llegó un correo por el mismo motivo que no respondí en ese momento.

Fui a ver el piso y, como dicen aquí, flipé. Es un ático en la zona de Horta (ya pondré mapa), un cuarto (y quinto, tiene escalera interna) piso con una terraza pequeña y otra enorme (a la cual puedo acceder directamente desde mi habitación). El lugar está como nuevo, tiene muchos ventanales y una sala de estar magnífica. Lavadora, secadora, dos heladeras (neveras) pequeñas, internet, cocina, microondas... Todo el piso tiene cuadros de Mai, la mujer que me llamó. El piso es para compartir únicamente con ella, lo cual reduce mucho la posibilidad de que haya problemas de convivencia. Mai(te) tiene 33 años, se dedicó a la pintura con éxito hasta que se asqueó del mercado del arte y de los compradores de cuadros. Así que ahora hace documentales para circuitos alternativos. Es supersimpática, muy inteligente y culta, y nos quedamos conversando un par de horas. Así que, finalmente, ¡tengo habitación!

Ubicación del nuevo piso, del viejo y del trabajo. Hay que hacer clic sobre la foto para verla más grande (y en Windows XP, hacer luego otro clic más):


Puerta ventana de la habitación, en la planta alta (el piso tiene dos plantas):


Vista saliendo de la habitación, hacia el noreste:



Desde la esquina de la terraza, hacia el sudeste:

Desde el mismo lugar, hacia el noreste:


Hacia el norte:


Hacia el noroeste:


Hacia el oeste. Se ve el Tibidabo, con la iglesia, pequeño, en el punto más alto:


Hacia el sudoeste:


Entrada al departamento (planta baja del departamento, cuarto piso del edificio):

Cocina:


Desde la mitad interior de la sala de estar, hacia la mitad luminosa:



Dentro de la parte luminosa de la sala de estar. Hay TV, DVD, surround, y una terracita:



Desde el mismo lugar, pero hacia el interior:


De regreso en lo de Estefanía conocí a dos francesas que vienen por Erasmus (todos los que están allí buscan habitación, no sé si lo dije), e intenté hablar un poco con dos polacos que vienen por lo mismo pero no saben nada de español y casi nada de inglés. Emily, la americana, habla polaco, pero no ha hablado con ellos. También hay un peruano, pero tengo mis reservas sobre él, me parece de poca confianza. Algo que me parece raro es que nadie inicia una conversación con nadie, es decir, nadie da el primer paso. Yo simplemente pregunto de qué país es la persona (en el caso de las francesas, de qué ciudad, ya que el país es obvio), y enseguida se ponen a charlar. No me queda muy claro por qué esto es así, pero en todo caso hace que sea mucho más fácil conocer gente, no parecen estar acostumbrados a que alguien se interese por ellos, o tal vez sea alguna norma de buena educación que me estoy saltando.

Sea como sea, extrañaré de ese piso esta facilidad para conocer gente e iniciar posibles amistades. De todas maneras, es probable que Estefanía me invite cada tanto a ir un rato. Y ya he quedado con Emily para salir alguna noche a las fiestas de la Mercé, que son las fiestas de la ciudad de Barcelona. Son dentro de unos días, duran una semana, el metro funciona toda la noche y hay al menos 800 espectáculos de teatro, música, etc., gratuitos, tanto en la calle como en lugares techados y hasta en el Fórum. Dicho sea de paso, María José, una andaluza muy simpática que trabaja conmigo, me ha invitado a ir a la fiesta del pueblo en el que vive, Moulins de Rei, donde preparan un camello que cubre la mitad superior del cuerpo de quienes lo guían, y tiene la particularidad de tener un lanzallamas en lo que sería su boca, que escupe fuego por encima de la cabeza de los niños que van, en corso, bailando debajo. Es algo un tanto peligroso, y se recomienda llevar ropa que uno no aprecie mucho, o al menos estar cerca de los coches de bomberos que te mojan en cuanto te comienzas a incendiar. Luego, por supuesto, se puede bailar en la calle o en un bar durante toda la noche.

lunes, septiembre 11, 2006

Los días difíciles

Hace unos días que no escribo nada, la verdad es que es porque las últimas dos semanas no fueron demasiado buenas.

Yo estuve estos dos últimos meses compartiendo habitación con una checa. Esta habitación se encontraba en un piso del barrio de Congrès, donde también vivían un valenciano, una catalana y un madrileño, los tres estudiantes. La catalana, de mi edad, había logrado después de mucho esfuerzo venir a estudiar a Barcelona (no tiene ningún tipo de ayuda de los padres), y había alquilado una habitación en este piso en marzo. El valenciano y el madrileño comparten una habitación con camas litera ("marineras" en Argentina, creo). Tanto el madrileño como la catalana son personas super macanudas y a la vez racionales. El valenciano, que además goza de una posición de privilegio (y responsabilidad) al ser el verdadero inquilino del piso, ya parecía un tanto problemático el primer día y demostró serlo en cuanto se fueron el madrileño y la catalana de viaje. Al parecer, estaba acostumbrado a que ambos (y especialmente la catalana) fueran detrás de él recogiendo y lavando sus cosas. El primer problema surgió cuando él se fue de viaje por varios días. Nos había dicho que volvería al día siguiente, y como se había dejado un pantalón colgado afuera no lo recogimos. No volvió, y cuando vio su pantalón afuera se enojó por todo lo alto y lo bajo. Otro problema era a la hora de limpiar, cuando lo hacía él dejaba todo sucio pero cuando lo hacía cualquier otro venía y te decía que utilizaras el producto X para esta superficie, el Y para aquella otra, que usaras más presión del agua para lavar los vasos, etc. Yo estuve sin decirle (casi) nada todo el primer mes, pero el segundo mes ya no le tuve tanta paciencia, y cuando él se peleó vía telefónica con su pareja, con llantos ("rompe mis fotos"), amenazas ("le voy a contar toda la verdad a tu madre, eres una mentira") y gritos ("eres un cabrón", fue lo que dijo: con esto le gané una apuesta de palabra a la checa), lo poco que quedaba de respeto en su trato con nosotros desapareció. Por suerte esto fue durante las últimas dos semanas, y aunque la checa y yo teníamos pensado pedirle de quedarnos (pagando) una semana más, lo mejor fue irnos el 2 de septiembre.

Conseguir una habitación doble ese sábado fue muy difícil. Quedamos en una habitación de 30 euros la noche, con derecho a todo (aunque la lavadora no funciona), y seguimos con mayor o menor normalidad hasta el miércoles. Esa noche fue la despedida de la checa, y nos juntamos con la catalana y su novio (la catalana decidió "olvidarse" de invitar al valenciano, aunque supuestamente iba a ir, después de las disculpas que nos pidió el último día). El jueves por la tarde ya quedé solo otra vez. A diferencia de cuando llegué aquí, ya tenía trabajo, conocía mucho mejor la ciudad, y tenía algunos contactos y conocidos (de amistades, creo que sólo la checa). Pero, por otra parte, conseguir otra amistad me parecía que sería más difícil esta vez.

El viernes di comienzo al fin de semana negro con un acto de terrible estupidez por mi parte. Al desayunar decidí ir al banco más tarde, y cuando me acordé todos los bancos habían ya cerrado. Eso no sería problemático si no fuera porque tenía 10 euros, y ninguna posibilidad de extraer dinero del cajero automático, ya que el Banco Santander había tardado un mes en hacerme llegar la tarjeta y todavía no tenía el código (aún peor, si alguien recibía el código, esa persona sería el valenciano, y las posibilidades de que me avisara, siendo que me debía algunos euros, eran casi nulas). Para peor, el lunes sería feriado, y los bancos tampoco trabajan. El lugar donde estaba parando no aceptaba tarjetas de crédito. Así que mis posibilidades se reducían a mudarme a un hostal que las aceptara, y vivir yendo a McDonalds (aquí casi nadie acepta las tarjetas de crédito, aviso, y ni hablemos de los cheques de viajero). Peor aún, mi plan para este fin de semana largo era sacrificar la playa y dedicarme a buscar una habitación. Este plan ya no servía, ya que no tenía forma de pagar el depósito y el primer mes antes del martes, cuando abrieran los bancos.

Contando las horas para que terminara mi jornada de trabajo, decidí ir a las Ramblas a probar suerte en los dos bancos que hay en ellas y que se dedican a estafar a los turistas con sus comisiones. Así que fui hasta allí, y descubrí que sólo cambian dinero, no hacen ningún tipo de operatoria con cuentas de banco. Así que no tenía más que 10 euros. Volví a la habitación que alquilo, y calculé que tendría 32 euros si cambiaba los dólares y pesos que tenía dando vueltas. Aún no alcanzaba para pagar los tres días, y no quería irme a un hostal.

Para recuperar algo de margen, le reclamé la deuda al valenciano y fui a cobrarla. Estuvimos hablando un rato, él me contó que lo habían despedido por llegar tarde (tenía la particularidad de quedarse siempre dormido y no escuchar ningún despertador, aunque todos los demás nos despertáramos. La catalana solía sacudirlo hasta que se despertara, pero un día igual se quedó dormido, y cuando se lo reprochó, la catalana le dijo que ella no era su madre y que ya era grandecito para levantarse solo. Después de eso, nadie hizo nada por despertarlo nunca más, y él no tuvo mucho éxito con eso). Yo le conté mis desgracias, y me volví a la habitación, ya con 90 euros, que con un poco de buena voluntad por parte de Estefanía me podría alcanzar para llegar al martes.

El sábado me levanté muy deprimido, y hablando con Estefanía (sin mencionar para nada el tema del dinero), ella me preguntó si me podía pasar a una cama en otra habitación, que sería mucho más barata. Por supuesto, acepté, y mi suspiro significó para mí: llego al martes. Creo que es muy difícil imaginar la situación de estar en una ciudad donde conoces a poca gente, no tienes dinero, tienes una habitación temporal, estás de repente solo, y lo único que tienes es una tarjeta de crédito, también sin código para usarla en el cajero, en la cual no sabes cuánto dinero hay.

De todas maneras, y para mostrar que en Barcelona es imposible estar mal durante más de un par de días, a la tarde tuve la sorpresiva llamada del valenciano, que me dijo que tenía desde hace un par de días una carta del banco (y que no me había dado el viernes, por cierto). Le pedí que la abriera, y ahí estaba: el código, que me dio por teléfono y yo le agradecí lo más efusivamente que pude.

Además, también me di cuenta que era muy difícil estar solo en Barcelona mucho tiempo, salvo que uno quisiera. Estos días había entablado una buena relación con una alemana muy bonita (que ya había partido), una gallega, una pareja italiana y una norteamericana de 35 años.


Show de luces en la fuente de Mont Jüic

Los italianos, por la noche del domingo, me invitaron a acompañarlos a la fuente de Mont Jüic, y yo a mi vez invité a la americana, así que nos fuimos los cuatro a ver el espectáculo de luces. Lamentablemente, me quedé sin pilas en mitad del show, así que tengo pocas fotos para mostrar (y lamentablemente no salió justo en la que fotografiaba a los italianos y a la norteamericana). La verdad es que el show de luces está buenísimo, creo que la dimensión de la fuente no se ve en las fotos, pero para darse una idea es del tamaño de la de Mar del Plata. Sólo que, en vez de una docena de tristes chorros, ésta tiene una variedad de efectos y chorros impresionante. No sé cómo, pero logran simular una bruma espumosa, acompañada de unas formas espiraladas y unas columnas sólidas de agua que se elevan al menos treinta metros. Todo esto casi sin mojar a nadie, y acompañado de varios efectos de luces, donde pueden con total libertad iluminar de una manera la parte inferior y de otra la superior. El espectáculo tiene momentos en los que el agua se sincroniza con Tchaikovsky, y otros en los que todo sucede en silencio. Mientras dura, varios buscacielos iluminan desde detrás del castillo, todo el camino hasta la Plaza España se llena de fuentes en hilera que marcan el camino, y la misma Plaza España cobra vida, ya que el monumento se ilumina y además se enciende la llama que sólo en estas ocasiones aparece en la parte superior.

Yendo desde Plaza España hacia Mont Jüic. Y sí, todas las fotos están movidas:




La fuente:











De allí, los italianos se volvieron al hotel y yo me fui a cenar con la americana, una persona muy interesante, que ha vivido 10 años en Sevilla y trabaja de traductora simultánea, especialmente en lo que atañe a productos farmacéuticos, y que ahora está buscando una casa para alquilar en las afueras de Barcelona. Cuando regresamos, me quedé un rato con Estefanía, que luego de publicar un anuncio en un sitio de contactos (y sobre el cual habíamos hablado y nos habíamos reído un buen rato), estaba recibiendo una avalancha de llamadas en su celular.

Así que aquel que quiera conocer a gente sin esfuerzo, le recomiendo una de estas tres alternativas:
- Ir a un hostal, o habitación de alquiler por día, y hablar con todo el que se cruce.
- Ir a la Plaza Cataluña, y pararse junto a la salida del metro (yo estaba esperando a alguien realmente). Toda turista que se precie te preguntará dónde están las Ramblas, aunque se encuentren a la vista (por cierto, los únicos turistas que me consultaron eso de manera poco cordial fueron dos argentinos de mediana edad, que me tomaron por español).
- Alquilar un piso, y subalquilar una habitación por períodos cortos.

Y hoy lunes, me pasé un buen rato en el metro, yendo de un extremo a otro de la ciudad para ver habitaciones. Ya no quiero salir más, aunque a las 20 tengo que ver una que parece muy prometedora. Pero de todas maneras se está muy bien aquí, ojalá la lavadora funcionara y hubiera una plancha. Ya veremos.

jueves, septiembre 07, 2006

Sobre los estereotipos

Comenzaré esta nota diciendo que opino que los estereotipos sobre los europeos que circulan en Argentina son en su mayoría falsos.

Por razones de espacio, tendré que generalizar y crear estereotipos yo también, pero lo hago con la esperanza de que mis generalizaciones sean más adecuadas que las que se hacen en Argentina. Todo lo que diga debería ser matizado, y espero que nadie sustituya con esto un prejuicio por otro. Esto lo escribo para aquellos que algún día vendrán, para que el "choque" de culturas no sea tan fuerte. En realidad, todo se resume en un consejo: no confíes en los estereotipos que la TV argentina hace de los europeos, la mayoría son de sociedades que han cambiado hace décadas y ya no existen más. Aviso que al que no le interese este tipo de cosas puede prescindir completamente de esta nota, ya que es íntegramente sobre este tema.

Empezaré con el estereotipo del gallego (queriendo decir "español") bruto. El argentino que piense que puede venir aquí, y triunfar por ser automáticamente más inteligente que los locales, está muy mal parado. Comparar inteligencias me parece complejo, así que me atendré a comparar niveles culturales y el llamado "sentido común" (considerado como una serie de valores y principios ampliamente compartidos). También se debe tener en cuenta que mi contacto con gente de algunas zonas de España ha sido escaso (Valencia) o nulo (Extremadura, Galicia).

Es posible que el español sea menos culto que el francés, por poner un ejemplo, pero ciertamente es mucho más culto que un argentino. Tiene mucho más conocimientos de historia, geografía, política y literatura mundiales, al menos. Sólo me he encontrado con un par de personas de nivel cultural bajo, pertenecientes a zonas rurales de Valencia y a una misma familia, pero comparativamente estaban mucho más informados que el habitante de un pueblo rural de la Puna, por buscar un equivalente. En el metro casi todos viajan leyendo un libro o el periódico, la gente se presta con mucha frecuencia libros o CDs, y especialmente en el caso de los catalanes, día a día se tiene la oportunidad de conversar con personas de otros países, culturas e idiomas. Tal vez en otra época haya sido diferente, pero en la actualidad un español es mucho más culto que un argentino.

La actitud frente al cine o la televisión es diferente a la argentina. Hay muchos programas de preguntas y respuestas, pero de todas maneras la gente sólo mira programas específicos, no es común ver a una persona aburrida haciendo zapping frente al televisor (aquí hay realmente todo un mundo "allá afuera"). La gente no ve demasiadas películas, y en este tema sí es posible saber más que el español promedio, si es que saber nombres de actores y actrices norteamericanas sirve de algo.

Tal vez la mayor carencia entre los españoles sea el dominio del inglés. Hasta muy recientemente, no se enseñaba en las escuelas, y aquí no hubo una moda de "si querés conseguir trabajo, tenés que saber inglés y computación" (trabajo hay para todos, sin necesidad de saber ninguna de estas dos cosas). Así que la mayoría de los españoles no habla inglés, o habla un inglés muy pobre. La excepción son aquellos catalanes que han vivido cierto tiempo en el extranjero, y dominan así un tercer idioma (además del español y el catalán). En Barcelona tiene mucho peso el Erasmus, que es un programa de intercambio de estudiantes entre universidades (durante un año), y así como hay muchos italianos, alemanes, austríacos, franceses, etc., haciendo Erasmus aquí, tiene que haber necesariamente una cantidad equivalente de catalanes viviendo un año en otros países europeos.

Con respecto a la ideología, puedes saber mucho de los españoles en cuanto sabes de dónde vienen. Así puedes saber que un valenciano seguramente es del PP (Partido Popular, de derechas: Aznar), muy católico pero no practicante, estará en contra del matrimonio gay y de la difusión de los idiomas gallego, vasco y catalán, tendrá una versión particular de lo sucedido Atocha y la conducta posterior de Aznar, apreciará a los madrileños, tendrá resentimiento hacia los catalanes y no apreciará a los habitantes de regiones que no sean del PP o utilicen otro idioma que no sea el castellano. El peso del estereotipo del pepero (seguidor del PP) es tan fuerte que incluso un homosexual que cotidianamente habla un dialecto catalán (el valenciano) me ha hablado en contra del matrimonio gay y del uso del catalán.

Como nota al margen, quiero aclarar que creo que el ataque del matrimonio gay surge de la oposición del PP y la Iglesia, y en el lado contrario su defensa no es meramente por un papel, o por buscar una igualdad legal, sino que hay un motivo económico muy importante. Una persona con su sueldo difícilmente pueda comprar un piso (departamento) hipotecado a 30 años. Dos personas pueden hacerlo en conjunto, pero necesitan estar casadas. Además, los matrimonios reciben ciertos beneficios que las parejas de hecho no. El argumento del PP no es que no se deba permitir el matrimonio gay (eso sonaría muy intolerante), sino que "se debe preparar antes a la sociedad para que lo pueda aceptar como algo natural".

Son regiones del PP: Valencia, Madrid y Cantabria. Según la versión catalana, el PP durante el gobierno de Aznar ha centralizado todo en Madrid y Valencia, y se ha opuesto a la autonomía de las regiones (esto último está claro). Al parecer, si bien Madrid era de antes una ciudad muy desarrollada, Valencia no, y esto ha creado al "nuevo rico valenciano", un tipo de persona no muy apreciado.

Cataluña está más inclinada hacia la izquierda, ya que busca mayor autonomía y se opone al centralismo. Tiene partidos políticos propios, que normalmente apoyan luego al PSOE (actualmente en el gobierno, con Zapatero). La excepción fue en la primera elección de Aznar, donde la corrupción del gobierno de Felipe González (PSOE) era tal que prefirieron apoyar al PP (que luego los "traicionaría").

En España la oposición política actual es feroz. Cualquier cosa que haga o diga el PSOE es rechazada de pleno por el PP, incluso si no es coherente. Un ejemplo: Zapatero ha enviado tropas en misión de paz al Líbano. El PP se ha opuesto y ha dicho que eso ponía a España en el peor escenario bélico actual. El PSOE no ha replicado, aunque un catalán ha escrito que el peor escenario bélico actual es Irak, y de eso España se ha salido, y que además esta es una misión de paz, no de guerra. Por otra parte, el PP ha apoyado a Israel (luego de que Zapatero, de manera cuestionable, se mostrara con una prenda de vestir islámica o libanesa, no recuerdo), aunque luego de un día en que hubo una matanza feroz ha tenido que cambiar su postura (temporalmente).

Otro estereotipo es el de las españolas feas. Esto también es mentira; tal vez otras europeas sean a primera vista más impactantes (por ser rubias de ojos claros), pero hay muchas españolas hermosas. Y al que piense que las argentinas son las mujeres más hermosas del mundo, lo invito a sentarse un día en un café de la Rambla y decidir a qué país europeo le pertenece ese "título" (que la mujer argentina sea la más hermosa, además de ser una idea machista, ya que trata a la mujer como un objeto tasable, me parece un motivo de orgullo bastante mediocre... ¿no hay motivos de orgullo mejores?).

El humor español es muy diferente también. Los doblesentidos no tienen casi nunca gracia, y recomiendo en particular evitar los doblesentidos sexuales (mejor aún, evitar cualquier tipo de humor sobre sexo).

Torrente no es un ejemplo del español común. Aquí no se utilizan insultos casi nunca, sólo algunas palabras "no formales" pero que no son consideradas insultos: "joder!", "hostias". Incluso el famoso "¡coño!" les resulta chocante a muchas personas.

Con respecto al principio de tolerancia/indiferencia que existe en Europa, creo que todo europeo está convencido de que "en todas partes hay gente de todo tipo". Así que, pese a pertenecer a un país con mala imagen (justificada, hay argentinos realmente desagradables, sobre todo cuando hacen turismo), siempre te dan una oportunidad de que muestres qué tipo de persona eres. Tampoco gustarían las generalizaciones como las que estoy haciendo en esta nota. En mi defensa diré que para casi cada persona hay una excepción a esta idea de que "en todas partes hay gente de todo tipo", un grupo que es generalizable de manera negativa. En Cataluña, las excepciones son, para algunos, los moros (siempre sucios, o en negocios turbios), los ecuatorianos, los colombianos y los africanos. Pepe podrá generalizar sobre los moros, Luis sobre los ecuatorianos...

Otra idea común en Europa es de que cualquiera es libre de hacer lo que quiera si no molesta a los demás. Esto va directamente en contra del "qué dirán" marplatense. Este es el argumento preferido para defender el topless, la diversidad de peinados y formas de vestir, y la explicación de por qué le molesta a la gente ser observada (particularmente en el metro). Esta división llega a la que hay entre el derecho propio y el de los demás, y es considerada el fundamento de los principios de convivencia. Si bien uno podría pensar que el principio de la convivencia es una relación amistosa con los demás inquilinos, parece que muchos españoles piensan que dicho principio es respetar los derechos ajenos (como consecuencia, se demarca muy claramente entre el "territorio" común a todos y la habitación propia).

Sigo con los estereotipos. El del catalán también es erróneo, a mi entender. En España está muy distorsionado, debido a una campaña real del PP contra la imagen de Cataluña. Como muchos españoles nunca han visitado la región, al parecer muchos toman por cierto lo que se ha dicho. Pero me interesa más hablar sobre la imagen que se tiene en Argentina. En mi opinión, el catalán no es tacaño. A veces, en una cena, se divide con precisión el gasto entre todos los comensales, pero esta costumbre está cayendo en desuso, y ahora es más común que una persona pague lo de todos (y que no pague la siguiente vez). Ciertamente, se dejan sólo 10 centavos de propina, pero aquí el sueldo de un camarero suele ser más alto que el del cliente. Y los comercios te dan hasta el último centavo del vuelto, y si no los da se los reclama, pero esto es porque los comerciantes pueden hacerte cambiar un billete grande si algo sale 2,01 y sólo tienes 2 euros en cambio chico.

En la calle, los catalanes son muy amables y cuando pides ayuda para llegar a un sitio te explican el camino hasta que están seguros de que lo has comprendido perfectamente, lo cual puede llegar a ser un poco molesto. A diferencia de Argentina, hasta el quiosquero del lugar turístico más transitado se toma su tiempo para explicarte cordialmente lo que quieras. Puede ser un poco chocante que cuando dices "gracias", o "hasta luego", muchas veces no te responden o no te escuchan ya (la conversación se considera terminada antes del agradecimiento o la despedida).

También es importante tener en cuenta las reglas de etiqueta en el saludo. Entre hombre y mujer, o mujer y mujer, fuera del trabajo, se dan dos besos, uno a la izquierda y otro a la derecha. Entre hombres se da la mano. En el trabajo se saluda verbalmente (hasta entender el sistema, conviene esperar a que la otra persona te salude, para evitar situaciones incómodas).

Sí es bastante difícil que un catalán te invite a su casa a tomar algo, sobre todo porque parecen preferir no mezclar su vida laboral con su vida personal. Eso hace que sea un poco más difícil "entrar" en la sociedad catalana o tener amigos nacidos aquí una vez que sales del trabajo. De todas maneras, no he probado suerte saliendo de noche o yendo a cursos universitarios.

Los suecos. Nada más lejos de la imagen de esa altura gélida con la que se suele retratar a las suecas en las propagandas argentinas. Más bien, se trata de gente realmente rara, de una cultura casi incomprensible. Ni los españoles ni yo entendemos bien las pautas del comportamiento de los suecos menores a 30 años. En la sede central, los informáticos están rodeados de suecos y suecas de 20 años en promedio, y suceden cosas bastante raras. Por ejemplo, un día llega un empleado sueco con el brazo quebrado. Una hora más tarde llega su supervisor con el ojo morado. Al parecer, ese fin de semana habían salido a la noche (siempre salen), y estaban tan borrachos que les pareció buena idea pegarse, pero habían tenido mala suerte. De más está decir que no estaban enojados el uno con el otro, ni esa noche ni en el trabajo. Los suecos además tienen fama de no escuchar lo que no le gusta, a tal punto que aquí la frase "hacerse el boludo" es "hacerse el sueco", y una vez pude ver la técnica en acción (consiste en mirar al infinito, como cuando uno va en metro y no tiene forma de evitar escuchar una conversación ajena).

Las suecas tienen fama de "guarrillas", que es una palabra de difícil traducción, significa una combinación de "promiscua" y "que le gusta que el sexo sea sucio". Según dicen, si les preguntas no tendrán problema en contarte que en dos meses en España han tenido sexo con tantos hombres como salidas nocturnas han tenido (y salen mucho).

También se suele decir que las europeas son sucias y no se depilan. Lo primero es claramente falso. Sobre lo segundo, muchas mujeres (posiblemente la mayoría) se depilan el cuerpo entero. Y algunos hombres españoles se depilan los genitales (las charlas informales entre hombres son muy diferentes aquí, tanto te pueden contar esto como decirte que tienen ganas de volver a su casa para hacerse una "pajilla").

Aquí se dice que las polacas no son sucias, pero sí son extremadamente católicas, y algunas no tienen sexo antes del matrimonio. Los italianos sí son gritones y un poco "salidos" (les dicen obscenidades a las mujeres). Los ecuatorianos son considerados aquí lo peor de América Latina (también son lo más abundante en Barcelona), y los más jóvenes parecen cargar con un resentimiento que me parece totalmente injustificado (aunque su estética los automargina). Se dice que los gitanos van con la camisa abierta, mostrando el pecho, y usan mucho oro. Los chinos no hablan casi nada de español (no parece interesarles mucho, aunque trabajan en gastronomía y venta al público). Se dice que los provenientes de la ex-Yugoslavia son delincuentes violentos (cada tanto encuentran una banda de militares exiliados dedicándose al robo de viviendas, a veces con gente dentro).

Se dice que los argentinos somos "aprovechados": aceptamos la generosidad de los españoles pero luego no retribuimos el favor. También he oído un par de veces que somos "empalagosos": somos demasiado dulces con las mujeres, tanto que aburre. Por alguna razón misteriosa estos dos calificativos priman sobre el de "arrogante", tal vez porque el residente argentino es mucho menos arrogante que el turista argentino. También se considera que hay muchos argentinos que no intentan adaptarse a la sociedad española, y que se pasan el tiempo diciendo que su país es mejor pero sin embargo no se vuelven (yo me he encontrado con algunos). De todas maneras, vale la pena aclarar que los españoles no te dicen nada de esto si no planteas el tema.

Bueno, felicitaciones a quien haya leído hasta aquí. Es probable que las impresiones sobre todo esto cambien de persona a persona. Incluso hay algunos que insisten con los estereotipos aprendidos en Argentina. Una compatriota el otro día me explicaba que no es que los españoles no sean brutos, sino que en el fondo lo son, lo que pasa es que la modernidad les ha llegado y están intentando comportarse como europeos. Esta mujer afirmaba también que los españoles no lograban este propósito (al parecer, el modelo de ser humano moderno que manejaba esta mujer era un suizo o un alemán, a los cuales ella se consideraba similar).

Tal vez todo esto que he escrito no sirva de nada, salvo como un testimonio que sólo leeré yo dentro de un tiempo. Pero he escrito demasiado como para no publicarlo...

domingo, septiembre 03, 2006

Mudanza

Tengo quince minutos de crédito en un cybercafé, así que intentaré resumir lo que me ha sucedido en estos días (de paso, feliz cumple Esteban!!!).

El sábado 1 de septiembre he dejado el departamento en el que estaba, cuando se cumplieron los dos meses. Mudarse en Barcelona es para mí una cosa muy estresante, porque no tengo "red de caida", o sea, si no consigo nada o me roban las cosas prácticamente me tengo que ir a la playa a dormir mientras reconstruyo todo. Aunque esto es más una sensación que una realidad, ya que una compañera de trabajo me ofreció parar en su casa mientras encontraba un nuevo lugar, y gratis. Quiero agradecerle aqui a Maria José y a su hermana Isabel, dos andaluzas muy pero muy simpáticas que me han ayudado en lo que han podido (y en lo que me he dejado ayudar), son compañeras de trabajo y me han dado de probar regaliz (muy rico), gazpacho (el que yo probé era una cosa muy fea), etc. Creo que, injustamente, no las he mencionado en este blog. Algún día hablaré de mis compañeros de trabajo, aunque muy por encima, ya que prefiero no escribir sobre nadie en este lugar tan público.

Vuelvo al tema. Bien, como estoy haciéndole el aguante a una amiga checa hasta el siete de septiembre, el plan era buscar una habitación en alquiler por dias. El sábado amaneció complicado. Yo había quedado en visitar una habitación a las 12, perteneciente a una tal Estefanía con dos apellidos africanos, pero cuando la llamé se estaba recuperando de una resaca, y luego ni siquiera respondía al teléfono. Así que comencé a buscar otras opciones, pero de las habitaciones que figuraban en Internet estaban todas ocupadas, o el teléfono ya no existía, o lo habían cortado por falta de pago.

Asi que decidí sacrificar la nevera, la lavadora y la cocina, y empecé a llamar a los hostales en los que había estado. En el primero no había habitaciones. El teléfono del segundo no lo tenía. En el tercero, que cuando habia ido estaba casi vacío, no quedaba ninguna habitación, ni siquiera para los días próximos. Ahí es cuando empecé a transpirar. Semi peleado con el valenciano que me alquilaba la habitación, sin lugar a donde ir sin dejar en banda a mi amiga...

Cuando estaba por salir al centro para buscar hostales a pie, se me ocurrió revisar la información que me habia dado Estefanía, y encontré que había además del número de su móvil (el cual no respondía), un número fijo. Llamé, y por suerte me respondió. Quedamos en que iría en media hora, así que salí solo a las apuradas sin darle tiempo al valenciano de interceptarme (quería hablar conmigo). Llegué, me mostró una habitación bastante pequeña en un piso (departamento) muy grande, y acepté, aunque claramente no tenía mucha opción. Debo decir que Estefanía ha resultado ser una persona muy amable, y su amiga brasilera todo un personaje.


Sala de estar del piso de Congrès:




Cocina:


Vista hacia el lavadero:



Vista desde el lavadero, dirección este:



Vista desde la sala de estar:




La habitación, desordenada por la mudanza:


Vista desde la habitación: