Google
 
Web En este blog

martes, septiembre 30, 2008

Bruselas

El 17 de febrero llegamos a Bruselas, ciudad famosa por varias cuestiones, casi ninguna buena. Tiene fama de ser una ciudad fea, de contrastes de mal gusto (como el enorme Palacio de Justicia, una mole amorfa que gozaba de la admiración de Hitler). También es la sede de varias instituciones de la Unión Europea, lo cual le ha devuelto algo de vida, sobre todo por la legión de traductores que la habitan, y que se quejan amargamente de la desigualdad que hay: los diplomáticos tienen su propia ciudad, carísima, y se fugan durante los fines de semana a cualquier otro lado, mientras que los traductores tienen que conformarse con bares donde nunca pasa nada. Dentro de lo positivo, los vuelos a Bruselas son muy baratos todo el año (alrededor de 30 euros). También me parece interesante que en esta ciudad la gente hable casi todos los idiomas del mundo (ya que los países suelen tener representación diplomática aquí). Y, finalmente, los traductores llevan muy buena vida, ya que aunque tengan que pasar gran parte del tiempo en esta ciudad que muchos odian, ganan lo suficiente como para viajar por Europa durante el resto (a muchos les alcanza con trabajar una semana por mes).

El nombre Bruselas, al parecer, significaría "Ermita del Pantano". No es un nombre muy halagüeño, pero hoy día la ciudad parece estar rodeada de canales que convirtieron su entorno en una llanura.

No tengo muchas fotos. Esta es la plaza central de la ciudad:



El Ayuntamiento, con fama de estar torcido:





Una foto de una galería techada. En las ciudades que he visitado este tipo de galerías son una rareza. De ahí la foto, aunque su aire a 1900 también me gusta mucho. Lástima que no tuviera calefacción.


Ya se hacía de noche, y sólo había dos opciones: ir al Museo de Tintín (yo me leí toda la colección hace ya décadas), o ver el Atomium, una mole construida para la Feria Mundial de 1958. El consenso fue ir a este último. Nos subimos a un metro bastante particular, no sólo por la gente, sino porque no encontramos la manera de pagar, así que subimos gratis. Según me he enterado después, es muy conveniente que no te atrapen, ya que el rumor es que te humillan públicamente paseándote por media ciudad esposado.

Otra rareza es que en Bruselas no hay un metro igual a otro, ni siquiera en dimensiones (algunos sólo tienen dos vagones). Además, las estaciones de metro y tren eran increíblemente feas: paredes de hormigón sin terminar, tablas de madera por todas partes, ningún tipo de señal, y todo iluminado con neones de verdulería. ¿Habrán filmado 1984 aquí?

Después de una media hora llegamos al Atomium. Este monumento tiene 103 metros de altura, con 9 bolas de acero de 18 metros, y representa un átomo de hierro magnificado 165.000 millones de veces. La idea era desmontarlo 6 meses después, pero quedó como atracción turística. Lamentablemente, llegamos 1 minuto tarde y no pudimos subir (cerraba a las 18, y llegamos 17:45, justo un minuto después de que al guardia se le ocurrió no dejar entrar a nadie más).




Por la noche fuimos caminando hasta el Palacio de Justicia, ese edificio famoso por su fealdad. Algunas cosas me gustaron, aunque sólo fuera por sus enormes dimensiones.


Las estatuas tienen el doble de altura de una persona, para dar una idea de las dimensiones de este espacio.


Por la noche intenté encontrar algún sitio para cenar, pero a las 20:30 incluso el McDonald's había cerrado. Así que tuve que contentarme con unas galletitas y unos chocolates. Estaban dando la final de billar, pero a las 11 apagaron todo así que me tuve que ir a dormir.

Al día siguiente salimos hacia Dinant, la última etapa de este breve recorrido.

lunes, septiembre 01, 2008

Brujas

Después de ir a Amsterdam y Amberes, viajamos a Brujas (Bélgica), que es, según muchos, una de las ciudades más lindas de Europa. Su nombre no proviene de la Inquisición ni de que sus mujeres fueran malvadas, sino de Bryggia, que significa "muelles" en noruego antiguo.

Llegamos el 15 de febrero, y también hacía mucho frío, aunque por suerte había mucho sol. Apenas salimos de la estación de trenes nos encontramos con uno de sus muchos canales.


No teníamos idea de dónde quedaba el hostal donde mi hermana había hecho la reserva porque no lo habíamos anotado. Aún peor, parecía muy poco probable encontrar un locutorio (de hecho, fue imposible, aún cuando la tarifa en esta ciudad es de 5 euros la hora). De todas maneras, fuimos caminando hacia el centro, ya que eran casi las cinco de la tarde y aún no habíamos comido. Estas son algunas fotos del camino.





Entonces llegamos a uno de los múltiples edificios importantes de la ciudad. Brujas tiene muchos, ya que tiene uno de los cascos antiguos más grandes de Europa, Patrimonio de la Humanidad. ¿Por qué? Haré un poco de historia.

Empezó como un pueblo situado junto a un río y cerca del mar. Los sedimentos cerraron la salida en el siglo XI, pero una tormenta volvió a liberar el puerto de la ciudad un siglo después. El crecimiento, asociado a la industria de la lana, fue enorme, y al unirse a la Liga Hanseática se convirtió en una de las ciudades más ricas de Europa. Hacia el siglo XV era también un importantísimo centro cultural. La Bolsa, y un sistema de gobierno que permitía la acumulación de riquezas, la hicieron convertirse en el principal puerto de enlace con el Mediterráneo, pero por la desigualdad también surgieron revueltas populares.

De todas maneras, los sedimentos siguieron haciendo de las suyas, y hacia el siglo XVI habían prácticamente bloqueado la salida al mar, con lo cual la ciudad entró en decadencia, dejándole el puesto a Amberes, y quedando definitivamente al margen de la historia.

Otra muestra del poder de los minerales es la misma Barcelona: si no fuera por la acción del río Llobregat en los últimos 2000 años, media Barcelona y el aeropuerto seguirían bajo el mar.

Continúo. Mientras buscábamos un sitio donde comer, y que no costara 25 euros por persona (sólo hay dos sitios en la ciudad), nos encontramos en pleno casco antiguo, rodeados de edificios medievales.

Esta es la iglesia de nuestra señora, de entre el siglo XIII y XV, con una torre de 118 metros de altura y que alberga obras como la Madona con el Niño de Miguel Ángel.



Otro canal:





Creo que esta es la misma iglesia, es que al pasear por la callejuelas de Brujas era inevitable perder el norte.


Finalmente, usando internet en el móvil, conseguimos encontrar el hostal, ubicado justo encima del único bar de toda la ciudad donde se podía fumar dentro. Por la tarde decidimos salir a hacer un recorrido. Existe una guía muy completa que se consigue en la oficina de información turística. El capitalismo de los Países Bajos está ciertamente muy avanzado. Cobran un euro la guía, aunque hay una alternativa: es posible solicitarla por Internet, en ese caso llega en un sobre junto con un formulario para pagarla con tarjeta de crédito.

Comenzamos en la plaza del Burg, frente al Ayuntamiento, de estilo gótico y del siglo XIV.


Este es el Brugse Vrije, la antigua Escribanía Civil, del siglo XVI y estilo renacentista:


La siguiente fotografía muestra el antiguo palacio de la Escribanía Civil, del siglo XVI. Mientras que los restantes edificios se han convertido en museos, este funciona como centro administrativo municipal:


La de abajo es la Capilla de la Sangre Sagrada, construida en el siglo XII como un templo románico y luego cambiada a gótica. Dentro se encuentra una reliquia, un perfumero turco, que se supone que contiene la sangre de Cristo, aunque el recipiente, nunca abierto, data del siglo XI.


Seguimos camino hacia la otra plaza central del pueblo, llamada Markt ("Mercado").

Este es el Campanario, el edificio más famoso de la ciudad, y si alguien ha visto la película In Bruges ("Perdidos en Brujas"), esta es la torre del final de la película. Al día siguiente subiríamos a ella:


Aquí se ven construcciones típicas de Bélgica, convertidas en restaurantes de lujo rodeando la plaza.


Este es el Palacio Provincial, de estilo neogótico:


Esta estatua creo que rememora la lucha de los gremios en 1302 para lograr su emancipación:


Creo que esta es la Antigua Iglesia de las Cartujas (1716), aunque no estoy seguro.



Esta es la Iglesia de Santa Walburga, del siglo XVII, de estilo barroco y renacentista.




Esta posiblemente sea la iglesia de santa Ana, de 1624:


Caminamos por los canales, siguiendo paso a paso el itinerario B de la guía.



Nuevamente la iglesia de santa Ana, pero desde atrás.



Iglesia de Jerusalén, construida en el siglo XV según los planes del Santo Sepulcro en Jerusalén:


El Convento Inglés, de 1736. No es un edificio famoso, pero sus dimensiones y el contraste con las demás iglesias de la ciudad me parecieron interesantes.


La Guilda o Corporación de los Arqueros de San Sebastián. Junto a la torre de atrás los reyes belgas y británicos se entretenían con el arco y la flecha.


Este es uno de los molinos de viento de la ciudad, funcionó hasta 1914. Desde 1964 trabaja sólo en temporada turística y si hay mucho viento, pero nosotros íbamos en temporada baja y el viento se había congelado hacía rato.


Esta es la antigua puerta de la ciudad, de 1402, parte de la fortificación medieval que rodeaba por fuera a Brujas y que ya no existe.


Comenzamos a regresar al hostal. Estábamos lejos.




Este es un mercado:




Al día siguiente comenzamos otro itinerario de la guía. El frío era increíble.





Otra vez la iglesia de nuestra señora (las minúsculas son intencionales).


Estos edificios no sé qué son. Pero me agradan.







Detrás de la iglesia de nuestra señora, hay una plaza con muchos edificios históricos.


Seguimos caminando por una calle donde no había otros turistas. Nos encontramos con esta antigua fábrica de cervezas:



El "Lago del Amor":


Algo. De ladrillos.


Más algo de ladrillos.



El Beaterío, fundado en 1245. Ya no hay más beatas, sino que han sido reemplazadas por monjas benedictinas, pero tampoco creo que sean la alegría de la fiesta.



Creo que esta es la casa de caridad De Vos (debe ser un apellido):


Antes de lo políticamente correcto, y de protegernos de la visión de la muerte, en una plaza importante de Brujas, detrás de la iglesia, nos la mostraban cara a cara con varios jinetes como estos. Quiero uno para el patio.



Esta creo que es la catedral de San Salvador:


Esto no sé qué es. Pero sí recuerdo que en ese momento la gripe, que venía preparándose desde hace días, me atacó a traición y me tuve que sentar. La tarde la pasaría de lo mejor metido en la cama del hostal.


Pero antes tenía que subir al Campanario. Son 366 escalones en espiral y muy estrechos que sirven tanto para subir como para bajar. Vamos, que no fueron pensados para ser usados por turistas. Son tan estrechos que un gordo puede quedarse trabado, y para bajar siempre hay que retroceder al encontrarse a alguien de frente (que tiene prioridad por estar subiendo). Este es un patio de la iglesia:


Y este el objetivo: subir al campanario.


En el piso superior cuelgan 47 campanas de bronce, con un peso total de 27 toneladas, de diferentes tamaños (y por lo tanto, diferentes notas). Creo que este era el sistema antiguo para tocar el enorme carillón.


Algunas vistas de la ciudad.


Siempre hay alguien tocando el carillón. Aquí todavía nos quedaba medio ascenso por delante.


Finalmente llegamos al campanario. El ruido de las campanas, a escaso medio metro de nosotros, era ensordecedor. Había una particularmente enorme que, si la llegaban a utilizar, nos iba a dejar tontos, aunque por suerte no lo hicieron. Como estábamos tan pegados a las campanas no pude sacarles fotos. Pero sí a las vistas de Brujas:


Esquema con la evolución de la torre:


Caminando nos encontramos con un Carnaval. El frío me había hecho olvidar que ya tocaba. Por supuesto, no había brasileras moviendo el vientre, de hecho la idea de esta fiesta en Europa parece ser bastante diferente. Nada de bombuchas (globos de agua), de hecho nada de agua. Pero sí algún que otro resto del antiguo carnaval, cuando la gente se disfrazaba de quien no era y por un día todo estaba permitido. Por supuesto, estoy hablando de España, no de la fría Brujas, donde el desfile de carrozas estaba totalmente desconectado del público y de cualquier forma de caos.


Se acabaron las fotos... ¿Mi opinión de Brujas? Tiene un casco antiguo espectacular, donde todos los edificios antiguos han sido convertidos a museos. Como Amsterdam, estoy seguro de que es mucho más linda en otra estación. La gente es bastante apática, no creo que nadie viva en Brujas, sino en los alrededores, y parecen estar bastante cansados de vivir allí. Para visitarla, es la ciudad más cara de Europa hasta el momento, sobre todo por la comida (es muy difícil pagar menos de 30 euros por comer fuera). Pero vale mucho la pena conocerla.