Noche de San Juan
El 23 de junio, después de ir a Parque Güell, fuimos mi madre, mi primo, mi hermano y yo a Barceloneta. Era la noche de San Juan, donde se festeja la llegada del verano (algo así como el Año Nuevo argentino), con fiestas en la playa, fuegos artificiales, y hogueras en donde se da por terminado el invierno.
Los chiringuitos de la costa habían puesto música a tope, y había un escenario donde una banda cantaba canciones ajenas. Nos metimos en la playa, llena de gente, y en un hueco que encontramos nos sentamos a tomar cerveza. Aunque pasaban muchísimos vendedores ambulantes, nosotros habíamos llevado, cada uno, varios litros de cerveza.
La noche fue muy divertida. Algunas extranjeras salían de los restaurantes cercanos, con sus vestidos caros, y se metían tal como estaban al mar. Otros se desnudaban completamente y pasaban corriendo entre la gente, rumbo al agua. A lo largo de la orilla, los niños experimentaban con petardos de todo tipo. Digo experimentar porque encenderlos y alejarse les parecía muy aburrido, así que al principio se los tiraban entre ellos (mientras el padre los ayudaba a encenderlos), y alguna que otra vez bailaban de manera extraña cuando una bengala se les enredaba en el cuerpo. Contra nuestras expectativas, terminaron la noche ilesos.
Pasada la medianoche logramos subir a mi madre, recién llegada a Barcelona, al metro. Nosotros nos quedamos unas horas más, y casi arruinados regresamos caminando hasta las Ramblas y nos fuimos a dormir. A cualquiera que visite Barcelona le recomiendo no perderse esta fiesta.
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