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domingo, septiembre 03, 2006

Mudanza

Tengo quince minutos de crédito en un cybercafé, así que intentaré resumir lo que me ha sucedido en estos días (de paso, feliz cumple Esteban!!!).

El sábado 1 de septiembre he dejado el departamento en el que estaba, cuando se cumplieron los dos meses. Mudarse en Barcelona es para mí una cosa muy estresante, porque no tengo "red de caida", o sea, si no consigo nada o me roban las cosas prácticamente me tengo que ir a la playa a dormir mientras reconstruyo todo. Aunque esto es más una sensación que una realidad, ya que una compañera de trabajo me ofreció parar en su casa mientras encontraba un nuevo lugar, y gratis. Quiero agradecerle aqui a Maria José y a su hermana Isabel, dos andaluzas muy pero muy simpáticas que me han ayudado en lo que han podido (y en lo que me he dejado ayudar), son compañeras de trabajo y me han dado de probar regaliz (muy rico), gazpacho (el que yo probé era una cosa muy fea), etc. Creo que, injustamente, no las he mencionado en este blog. Algún día hablaré de mis compañeros de trabajo, aunque muy por encima, ya que prefiero no escribir sobre nadie en este lugar tan público.

Vuelvo al tema. Bien, como estoy haciéndole el aguante a una amiga checa hasta el siete de septiembre, el plan era buscar una habitación en alquiler por dias. El sábado amaneció complicado. Yo había quedado en visitar una habitación a las 12, perteneciente a una tal Estefanía con dos apellidos africanos, pero cuando la llamé se estaba recuperando de una resaca, y luego ni siquiera respondía al teléfono. Así que comencé a buscar otras opciones, pero de las habitaciones que figuraban en Internet estaban todas ocupadas, o el teléfono ya no existía, o lo habían cortado por falta de pago.

Asi que decidí sacrificar la nevera, la lavadora y la cocina, y empecé a llamar a los hostales en los que había estado. En el primero no había habitaciones. El teléfono del segundo no lo tenía. En el tercero, que cuando habia ido estaba casi vacío, no quedaba ninguna habitación, ni siquiera para los días próximos. Ahí es cuando empecé a transpirar. Semi peleado con el valenciano que me alquilaba la habitación, sin lugar a donde ir sin dejar en banda a mi amiga...

Cuando estaba por salir al centro para buscar hostales a pie, se me ocurrió revisar la información que me habia dado Estefanía, y encontré que había además del número de su móvil (el cual no respondía), un número fijo. Llamé, y por suerte me respondió. Quedamos en que iría en media hora, así que salí solo a las apuradas sin darle tiempo al valenciano de interceptarme (quería hablar conmigo). Llegué, me mostró una habitación bastante pequeña en un piso (departamento) muy grande, y acepté, aunque claramente no tenía mucha opción. Debo decir que Estefanía ha resultado ser una persona muy amable, y su amiga brasilera todo un personaje.


Sala de estar del piso de Congrès:




Cocina:


Vista hacia el lavadero:



Vista desde el lavadero, dirección este:



Vista desde la sala de estar:




La habitación, desordenada por la mudanza:


Vista desde la habitación:

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