Mataró
Este agosto no ha habido muy buen clima en Barcelona. No hubo ni media ola de calor, y casi todas las tardes estuvo nublado. El sábado 26 no fue la excepción, y cuando me levanté el cielo ya estaba gris. Vale la pena aclarar que normalmente no llueve.
Como no tenía nada para hacer, preparé mi mochila con la indispensable botella de agua (en la playa son difíciles de comprar, y salen muy caras), la cámara de fotos, etc., y me fui al metro. Mataró es una ciudad (con playas) bastante grande, ubicada al norte de Barcelona. Se llega a ella en tren de Rodalies (cercanías), pero por la distancia la T-10 de una zona no sirve. Así que me compré la T-10 de 3 zonas, que cuesta el triple que la normal.
Mapa de trenes de cercanías. ¿Parece confuso? Lo es... (hacer click sobre la imagen para verla más grande, y en Windows XP hacer click otra vez para verla bien). Por cierto, en este mapa, Mataró está en la cuarta zona, no en la tercera. Pero en la del metro está en la tercera. Así que por las dudas compré una T-10 en una máquina del metro.
El tren hacia el norte separa las ciudades y pueblos del mar. Si alguien recuerda las fotos de Badalona, se ve claramente que el paseo marítimo y la ciudad quedan a la izquierda y las playas a la derecha. Bueno, eso es así en todo el recorrido. Además de no obstaculizar el tránsito en las ciudades, esto tiene otra ventaja, y es que durante los 40 minutos que demora el tren en llegar a Mataró vas viendo playas de todos los estilos por una ventana y paseos marítimos por la otra.
Una vez en Mataró empecé a caminar por la costa hacia el norte. Mataró tiene la particularidad de que entre las vías y las playas hay además una franja de tierra con árboles. Estas fotos las saqué caminando cerca de la arena.
Luego estuve un rato en la playa, escuchando música con mi móvil. El viento venía del mar, y las nubes que venían desde el Mediterráneo se unían sobre mi cabeza al nubarrón estático que recorría toda la costa de la zona.
Luego seguí caminando hacia el norte.
Cuando llegué a una playa que parecía ser la última de Mataró emprendí el regreso, esta vez caminando a más distancia de la arena. Quedaba de este lado de las vías una manzana muy angosta con casas erosionadas por el viento del mar, un mural y una universidad.
Finalmente emprendí el regreso. Al día siguiente, domingo, fui a Badalona, que al parecer no es sólo un pueblito sino que es una ciudad anexa a Barcelona con un millón de habitantes. Algún día tal vez recorra sus calles.
Con esto terminé mi primera semana de regreso al trabajo. Por cierto, como he dicho me dieron dos semanas de vacaciones, pero como la sucursal en la que trabajo estuvo cerrada tres, esta semana tuve que ir a la sede central aunque no había mucho para hacer. Ahora ya vuelvo a trabajar a mi oficina de siempre.
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