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viernes, abril 25, 2008

Amsterdam

El 12 de febrero llegaba a Madrid mi madre para estar 10 días en Europa, y como mi hermano y yo no estábamos trabajando, la idea era ir unos días a algún lugar nuevo. Al final elegimos Holanda y Bélgica.

El día anterior, el 11, volamos por la tarde mi hermano y yo hasta Amsterdam. Llegamos en un par de horas, al anochecer. Pese a ser invierno, hacía una temperatura bastante respetable, y aunque no teníamos ni idea de dónde se encontraba el hostal, fuimos hasta el centro con la intención de ir caminando. Apenas salimos de la estación central llegó la primera sorpresa: en 100 metros había tres restaurantes argentinos. Parece que en Holanda les gusta mucho comer carne, y nuestra nacionalidad es garantía de buen comer. De hecho, un tercio de los restaurantes (al menos en el centro) son argentinos. Sólo los superan los italianos, de los que hay un poco más pero tienen la mitad de superficie (los argentinos son más bien asador/parrilla).

Nos sentamos a tomar un café, pidiendo permiso primero, porque a las 19 ya es hora de cenar y en muchos sitios de Europa no se puede merendar cuando ya ha pasado la hora. Nos atendió una chica de nacionalidad desconocida y genuinamente simpática (sería la primera y la última). Enfrente del café había otro restaurante argentino y una tienda de venta de marihuana y de pipas de agua.

Buscamos en el mapa y encontramos el hostal, que estaba muy cerca, en pleno Barrio Rojo. Este barrio es muy famoso por las vitrinas con prostitutas y los coffee shops (ya hablaré de esto luego). En el hostal creían que ya no vendríamos, porque las reservas estaban hechas para el día anterior, luego de discutir un rato el empleado quedó convencido de que el error era suyo.

El hostal era impresentable, en la recepción no entrábamos más de cuatro personas, y la humedad había encontrado un hogar allí. Al costado subía una escalera muy estrecha (había que hacer cola) y casi vertical que ascendía a la habitación, en la cual había once camas vacías, y una ocupada. La ocupada era de las nuestras, y en ella estaba sentado un catalán totalmente drogado que nos prometió que trasladaría sus cosas (por supuesto, varias horas más tarde lo tuvimos que echar). Al no tener recepción ni sala de estar, el hostal había puesto una mesa con sillas en cada una de las habitaciones, y en la nuestra había media docena de personas fumando marihuana bajo un neón de verdulería.

Por la noche fuimos a comer a un italiano (lo único que valía menos de 10 euros), y salimos a dar una vuelta por el Barrio Rojo, que esa noche estaba casi desierto.

En muchas calles de este barrio, en lo que serían las vitrinas de las tiendas, hay compartimientos con una ventana y una puerta de vidrio que ocupan todo el frente. Alrededor de la ventana hay neones rojos y luces negras (las de discoteca), que resaltan los bikinis de sus ocupantes, las prostitutas. También hay en cada uno de ellos una cortina para conseguir privacidad, y una cama en el fondo.

Fotografiarlas está prohibido, y aunque no había policía ni chulos (cafishios), no tenía ganas de meterme en problemas. Además, con quedárselas mirando un instante ya alcanzaba para que tocaran el cristal para invitarte a entrar (incluso salen y te siguen unos pasos, pese al frío). Pero para que no se queden con las ganas subo algunas fotos que busqué en Internet:



¿Trabajando? ¿Las tres tenían día libre?


Las chicas en acción:






Las prostitutas, salvo un par de mexicanas disfrazadas de mucamas, parecían todas salidas de la revista Playboy. No estoy seguro de que esto sea algo muy positivo. El barrio tenía cierto aire kitsch, era una exposición de muñecas hermosas. Si uno busca prostitutas de primer nivel, este es su lugar. Si uno recorre las calles como una atracción turística, resulta chocante. En este sentido, me hubiera gustado un poco más de contraste, tal vez no las ancianas de 70 años que hacen esquina en el Raval (en serio), pero sí algo que le quitara un poco ese aire a Disneylandia del sexo, o más bien a McDonald's. Pero para el que le guste relacionar sexo, dinero y poder, este es el sitio. Es una buena síntesis del capitalismo europeo, con su consumismo, sus precios democráticos y su obediencia a la ley. Porque todo esto es perfectamente legal, o no sería posible.

En la calle, la gente caminaba muy tranquila, con algún que otro vendedor de drogas ofreciendo mercancía. Un hombre y una mujer policía, que paseaban en bicicleta, le explicaron amablemente a un traficante que se tenía que ir de allí, aunque no lo revisaron (parece que es ilegal).

Entramos después a un coffee shop, que es como un bar pero en el cual se puede comprar y consumir marihuana, sea como porros o como pastelitos. Pedimos un brownie especial, jugamos al billar (pool) un rato y volvimos al hotel.

Cuando regresamos, todavía estaban los mismos de antes, fumando marihuana en la habitación. De hecho, había algunos que eran de otras habitaciones. Al día siguiente iría temprano a buscar a mi madre al aeropuerto, así que me acosté a dormir. Uno de los de la mesa se levantó para apagar la luz, pero un holandés le dijo que la dejara encendida que si no no se veía nada. A eso de las dos de la mañana apagaron la luz, aunque poco después los chirridos rítmicos de una cama me impidieron dormir. El holandés se estaba masturbando. Luego me enteraría de que ni siquiera pagaba la habitación, sino que más bien era un parásito del hostal, que se colaba por las noches haciéndose el amigo de los fumetas.

A la mañana fui temprano al aeropuerto, supuestamente mi madre vendría en el primer avión de Vueling. Como no llegaba desperté a mi hermana en Estados Unidos, que me dijo el código del vuelo. Luego de esperar dos horas más salió y fuimos al hostal para intentar resolver el problema de la reserva. Al final resultó que tenían razón ellos. Yo quería irme a otro hostal, pero al final nos trasladamos a otra habitación, mucho más tranquila. Las únicas presencias molestas eran una pareja italiana que, durante tres días enteros, fumaron marihuana día y noche en la habitación (sólo salían unos minutos para comprar más marihuana o maíz inflado para comer). Por suerte, nosotros también los molestaríamos dos noches después, después de que nos echaran de otro coffee shop.

Del 12 de febrero no hay fotos, en parte porque las pilas recargables no se habían cargado (estaban agotadas), y en parte porque estaba de mal humor. Dimos una larga caminata por Amsterdam. Hacía sol, lo que dicen que no es muy frecuente en invierno, y aunque la temperatura rondaría los 15 grados la gente estaba en las plazas recostada sobre el césped. Al día siguiente entenderíamos por qué: con nubes, la temperatura ronda los 4 grados y hace un frío increíble.

No recuerdo muy bien qué hicimos, salvo caminar hasta el museo de Rembrandt y el de Van Gogh (a los que no entramos), perdernos un par de veces, ir al Grasshopper (un coffeeshop muy tranquilo, y en un edificio hermoso, que juega con la ambigüedad: su nombre significa saltamontes o grillo, pero grass es hierba). Como en los demás sitios, el aire acondicionado estaba puesto, parece que 15 grados es mucho para ellos. Aquí las escaleras eran casi normales, porque el sitio era grande, pero lo habitual en Amsterdam es que sean casi verticales: se avanza un metro hacia adelante y dos hacia arriba, y bajar es una aventura.

El día siguiente amaneció nublado y con niebla. Soplaba un viento helado que me hizo arrepentirme de no haber encontrado los guantes en Barcelona. Como no estaba para caminar, nos subimos a un tranvía para ir al museo Van Gogh (10 euros la entrada). Allí estaban varios de sus cuadros más famosos, entre ellos el de su habitación en Arles, que es mucho más grande de lo que pensaba. No soy un gran admirador de este artista (sí me gusta Rembrandt, pero no iríamos a su museo), pero subo la imagen de este cuadro.


Frente a las obras más famosas, había muchos estudiantes de pintura, sobre todo mujeres holandesas, con un lienzo en la mano e intentando imitar a Van Gogh o buscar inspiración para sus propias obras.

Salimos al crudo invierno y fuimos hasta el Pijp, que antes era un barrio obrero y mediante el típico proceso europeo de gentrificación pasó a ser un barrio bohemio y con el tiempo probablemente se convierta en uno de los más caros (como el Borne y el Raval en Barcelona). Sigue manteniendo algunas tradiciones, como el mercado al aire libre (decididamente, a los holandeses les gusta el frío). Dimos una vuelta, me puse a hablar con un holandés repartidor de periódicos que casualmente había estado en Mardel hacía unos meses, luego fuimos a McDonald's (lo único asequible) y regresando al centro pasamos por delante de la antigua fábrica de Heineken, hoy un museo:


Amsterdam es conocida como la "Venecia del norte". Aunque no se está hundiendo, la atraviesan muchos canales. Los del Barrio Rojo tal vez sean los más bonitos, pero tengo fotos de estos otros:




Y ahora algunos edificios que me gustaron:


No está torcida la foto. Está torcido el edificio:


Una curiosidad de Amsterdam es que los coches son incluso más respetuosos con el peatón que en Barcelona. De lo que hay que tener cuidado es de las bicicletas, que son quienes mandan en la ciudad: van a toda velocidad y si uno no les presta atención fácilmente dará un paseo gratis.

Por la noche fuimos a un coffee shop, del que nos echaron después de un par de horas (recomiendo averiguar las reglas del lugar antes de entrar a uno).

El día siguiente (14 de febrero) amaneció tan frío como el anterior, aunque ya habíamos decidido irnos de Amsterdam. Fuimos a desayunar, donde las vendedoras nos sonrieron con la típica sonrisa radiante y falsa de la ciudad. Diré que la gente de la ciudad no me impresionó favorablemente. Las mujeres locales, cuando te atienden, te sonríen como si se hubieran enamorado de uno, y no dudan en tomarte el pelo mientras tanto. Los hombres holandeses con dinero son muy arrogantes y alguno que otro hasta prepotente. Entre los inmigrantes hay más variedad de actitudes, hay muchas mujeres africanas en la ciudad y esas sí son más agradables. No hay muchos latinos, aunque no fui a ningún restaurante argentino...

Estos son algunos edificios emblemáticos de la ciudad:






Este edificio de abajo es una de las primeras bolsas de comercio del mundo. Según dicen, el nombre "bolsa de comercio" viene del apellido de una familia de Brujas a la que se le ocurrió esta actividad: los Van Der Beurse.


Llegando a la Estación Central, un pantallazo de la sociedad holandesa: algunos holandeses, un chino, un musulmán, un cowboy, y muchos de origen desconocido.




Casi a mediodía, nos subimos al tren que nos llevaría a Amberes (Bélgica), el próximo destino de este viaje.

Un comentario adicional: debido al ascenso de la derecha en Europa (y parece que también en Holanda), en diciembre pasado han empezado a "reformar" el Barrio Rojo, quitando un tercio de las prostitutas. Parece que le quieren dar un aire romántico, aunque en mi opinión la "marca Amsterdam" consiste en drogas y prostitutas, y no les va a ir bien compitiendo con Venecia (que ya es una marca establecida, y como mínimo tiene mejor clima).

Otra cosa rara es que Amsterdam me gusta mucho más en el recuerdo, tal vez porque dicho recuerdo está desprovisto de la sensación de frío que me acompañó durante casi toda la visita. Estoy seguro de que si hubiera ido en primavera me hubiera gustado mucho más. En otras palabras, recomiendo no ir en invierno...

7 comentarios:

Anónimo dijo...

HOla fer como va, tanto tiempo me extrañabas? jaja...
una ? porq te echaron del cafe?

Anónimo dijo...

Joder, vaya pedazo de hembras, será cuestión de irse unos dias a Amsterdam, jajajaja , pedazo de blog que tienes es super guapo.

saludos

Omar dijo...

Hola, estoy por hacer un viaje a Barcelona y estoy tratando de contactar con gente que haya vivido allá para consejos y guias para un buen viaje, me puedes ayudar??
mail: ocortesa[at]gmail.com
Gracias

Angelica Jensen dijo...

Me leí todo el blog, me gustó mucho, mucho.... como piensas, como escribes!
Yo tambien viví en Barcelona tres años, en Mataró concretamente.
No logro acostumbrarme a Suecia que es donde vivo hoy, con mi actual pareja (sueco) e hijos....la vida en Barcelona es absolutamente maravillosa!


Un abrazo y te vas a mis favoritos!

Vlogger dijo...

Hola, Fernando. Primero que nada infinitas gracias, tu blog ha sido una especie de oasis en la desesperación por saber de Barcelona, la ciudad a la que me mudaré en breve por un Master, desde la perspectiva de un rioplatense (soy uruguaya). Me gustaría hacerte algunas consultas concretas, serías tan amable de escribirme a mariavictoriauy@hotmail.com??? no encontré otro modo que postear aquí! Abrazo. Victoria

Anónimo dijo...

Hola Fernando:

Te escribí este mensaje a tu mail: fmdelvalle@gmail.com. pero me rebotó por lo que te lo posteo. Si puedes escríbeme a emiliofa@gmail.com

Te escribo casi como si te conociera, a través de tu Blog, no se hace difícil conocer la ciudad y también tu personalidad. Mi nombre es Emilio, soy chileno, pero mi padre nació en Barcelona. De hecho, cuando tenía 16 años viví por 2 años en la ciudad y volví para el mundial del 82. He leido tu blog con mucho agrado y me ha ayudado a recordar una serie de experiencias que ya había olvidado. Anteriormente te mandé un mensaje en este blog agradeciendo tu entrega y "alegando" porque después de Amsterdam no has vuelto a escribir, pero creo que lo postié en un lugar más antiguo.

Bueno, en fin, te comento que ahora el 5 de septiembre estaré por allá nuevamente, me hospedo en casa de un amigo de colegio, que además es director de una empresa de informática. Me gustaría poder juntarnos un día y tomar unas cervezas. Ojalá te sea posible.

Por favor respóndeme antes de mi viaje y dame el número de tu móvil para contactarte cuando esté allá.

Sólo agradecerte nuevamente por las horas de entretención a través de tus palabras y también tus fotos, que son más que bienvenidas.

Emilio

isra dijo...

Hola Fernando hace poco descubri tu blog que de verdad me encanta leer. Pero un comentario sobre amsterdam ya que yo soy de amsterdam y ahora trabajando en valencia. a mi tampoco me cae bien la gente, muy fria son y cerrados y lo de los arrogantes que piensan que son ricos (porque a veces ni lo son) es verdad! Pero lo que dices de la derecha que por ellos se estan cambiando el barrio rojo eso es totalmente falso.

Hay que saber que en HOlanda derecha y izquierda no son lo mismo que en España. Derecha alli es anti religion anti cristiano anti islam ( se ven como los defensores de la libertad y la democracia) y ahi surge un problema porque los musulmanes dicen que son xenofobos y racistas por ser anti musulman. Pero leyendo tu blog creo que en holanda serias tu un derechista asi que no digas que es culpa de los derechistas.. mas bien es algo que tiene que ver con los socialistas y el alcalde de amsterdam que es del partido de obreros (el PSOE de holanda!)
porque los socialistas en holanda ahora temen a los islamistas y hacen todo lo que quieren hasta aprobar el maltrato de mujeres arabes, y lamentablemente esto ha resultado en un amsterdam que cada vez mas se cambia en lo que te refieres a una venecia del norte...una ciudad aburrido, sin estar orgulloso de su caracter liberal donde los gays (como yo) no podemos caminar libremente ni en la zona gay porque hay marroquis insultandonos o peor peleando con homosexuales y existen barrios en que parece que estes en istambul o casablanca o somalia que en Amsterdam, capital de Holanda.

Sin embargo me gusta mucho tu blog y espero que sigas escribiendolo.

un saludo desde valencia de un holandes que como tu se ha enamorado de españa.