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miércoles, junio 21, 2006

Día de sol !!!

Esto es sobre el miércoles 21 de junio.

Hoy me levanté temprano, ya que tenía una entrevista de trabajo, y me encontré con una sorpresa: ¡había sol, y además hacía calor! Fui hasta la entrevista, donde un español muy educado habló conmigo, y me comentó que lo que necesitaban era más o menos lo que yo hacía en Delsat apenas entré: algo de mantenimiento de hardware, y mantenimiento de algunos servidores. Si me toman, la semana que viene me avisan. Aunque creo que arruiné la entrevista, fue una experiencia interesante.

Regresé al hostel, hice un poco de tiempo debido a un problema con las habitaciones, y luego de almorzar una cosa griega, rara y rica (no recuerdo el nombre, creo que era Shawarma, pero intentaré explicarlo: se prepara un disco del tamaño de una tarta y una masa similar, aunque más parecida a la de un plato mexicano cuyo nombre no recuerdo. Se coloca el relleno dentro, en mi caso pollo y otras cosas, y se lo cierra bien, de manera que quede completamente envuelto), me fui a través de la Barceloneta a la playa.





Para cuando llegué, ya no estaba despejado (¿alguna vez lo está? ¿en serio?), pero igual hacía un día espectacular. Busqué un espacio más o menos despejado, me puse los anteojos de sol (para poder mirar sin escrúpulos, es cierto), y me puse a escuchar radio con el celular. De paso, debo decir que escuchar un partido de fútbol aquí es aburridísimo, ya que se la pasan hablando boludeces, que interrumpen ocasionalmente para avisar si hubo gol, penal, o amarilla. Mientras, observaba a las turistas en topless, aspiraba el olor de los porros que se armaban los que estaban a tres metros mío, y esperaba con pocas posibilidades de éxito quemarme un poco (hasta ahora, el sol aquí se siente muy poco en la piel, parece ser más suave, les diré cuando el cielo esté del todo despejado).

En la playa el código es no molestar a los demás, y estar tal como uno quiere. Por ejemplo, estaba todo bien con el topless y los porros, pero también había algunas personas completamente vestidas, salvo por el calzado (y que incluso se metían al agua con toda la ropa puesta).




Mientras regresaba, una banda tocaba muy bien en una parte poco transitada de la ciudad, con un sonido de altísima calidad, y con una asistencia mínima. Escuché unos temas y seguí caminando. Me pidieron por segunda vez limosna, la primera vez había sido un canadiense de posta, esta vez parecía ser un francés pero no estoy del todo seguro de que fuera cierto.

Volví al hostel rápidamente para bañarme y cenar antes de que comenzara el partido. Me senté puntualmente frente al televisor a la hora del partido, sólo para ver que no estaba en ningún canal. Resultó que este partido en particular era codificado. Armado con mi celular/radio, salí a la calle a buscar algún lugar que no estuviera colmado de gente y lo estuvieran pasando. Encontré uno, que incluso estaba lleno de argentinos, pero ya no quedaba nada de lugar. Entonces decidí internarme en las calles de los mallorquíes, de los paquistaníes (como los que preparan comida griega), y la gente de otros orígenes pero con un elemento en común: no ser lo suficientemente blancos como para pasar por españoles. En un bar estaba pasando el partido. Ojalá hubiera podido sacar una foto. El lugar daba miedo, pero entré igual. Me acodé en la barra y pedí una cerveza. El dueño, que sabía casi dos palabras de español (casi), me dijo "no alcohol". Muy bien. Me indicó que había una serie de tés cuyos nombres no llegué a entender, salvo cuando dijo la palabra "menta". Ese pedí. La única pregunta que entienden inmediatamente es "¿cuánto cuesta?", 1 euro.

Me fui contento con mi té de menta a la parte posterior del local (dividido claramente en dos sectores, cada uno con su TV). Aunque la huida sería más difícil, había menos gente y había un par de españoles sin dinero (un español entraría a ese lugar sólo en ultimísima instancia), también tomando té de menta. Me senté en una mesa, solo, y saboreé el té. Una cosa asquerosa. La idea del té de menta no es mala, pero eso era demasiado dulce hasta para mí, que puedo tomar un té común con cinco cucharadas de azúcar. Miré hacia el televisor. El partido estaba raro. Estaba hablado en alemán. Para no pagar el codificado, estaban levantando la señal alemana y sin codificar. Muy bien. Me puse los auriculares del celular, y los comentaristas hablaban de cualquier cosa, pero al menos no era en árabe ni en un alemán incomprensible (el volumen de las conversaciones hacía imposible intentar entender algo).

En el entretiempo me quería fumar un cigarrillo, y como el sector estaba claramente marcado como no fumadores, y pese a que el dueño del local estaba fumando allí, me fui a la parte delantera del lugar para fumar. Allí me explicaron que igual podía fumar atrás, que me llevara un cenicero. Enseguida los demás fueron a buscar sus ceniceros, ya que todo el mundo fumaba. Creo que los mallorquíes no están muy de acuerdo con la ordenanza que exige una zona de no fumadores, eso personalmente me cayó bastante bien. Para los fumadores, debo decir que aquí es completamente legal fumar en la calle, y en todos los bares, restaurants y cafés hay una zona de fumadores, generalmente más grande que la de no fumadores. Al parecer, pese a que existe una ley que impide fumar en cualquier establecimiento de ese tipo, la ley permite que las comunidades puedan crear sus excepciones (y también sus extensiones). Debo, antes de terminar con este tema, indicar que los catalanes no fuman, permítanme sugerir que eso se debe a motivos económicos. Sin embargo, y a diferencia de los argentinos, toleran perfectamente estar cerca de alguien que esté fumando, incluso los sorprende que les pidas permiso.

Ah, Argentina empató cero a cero, y los mallorquíes alentaban a nuestro equipo.

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