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lunes, junio 19, 2006

Domingo en la Rambla

El domingo prometía ser un día algo más complicado. Iba a ser mi último día en la casa de María, así que debía encontrar alojamiento, y rápido. Además quería hacer un primer tanteo del mercado laboral, así que en cuanto me desperté fui a comprar el diario y me conecté a Internet por un par de horas. Luego regresé para analizar el diario con calma.

Mi decepción fue importante cuando descubrí que la sección 45, de empleos ofrecidos, ocupaba un cuarto de página. Después de leer los avisos, no encontré ninguno vagamente relacionado con la informática. Por suerte descubrí en ese momento que abajo había muchos más, y más en la página siguiente, y más en las siguientes 20 páginas y en las dos anteriores. Es impresionante la cantidad de trabajos que se ofrecen aquí, no hay comparación posible con Argentina. Incluso algunas entradas decían lacónicamente "270 puestos de trabajo en municipio de Pirulete, llamar a este número", y eran varias las de este estilo. Y el diario sólo contenía ofertas para Barcelona y alrededores...

Así que decidí regresar al cyber/locutorio y enviar mi currículum a todas las ofertas que me gustaron. Aquí no te piden que lo entregues personalmente, casi siempre te piden que lo mandes por mail, y en algunos casos muy particulares piden que lo envíes por correo tradicional. Dicho sea de paso, si quieren realizar llamadas al exterior, no hay mejor precio que en este locutorio. No sólo las llamadas a Argentina cuestan 10 cents. el minuto, sino que encima es responsabilidad de cliente indicar si se le debe tarifar o no. Yo podría haber llamado, no haber presionado nunca la tecla #, y la llamada me hubiera salido gratuita. De todas maneras como estaba un poco justo de tiempo lo llamé a mi viejo, que no estaba, y partí con rumbo incierto.

Alrededor de la Rambla hay unos cuantos hostels. Pregunté en uno y me derivaron a otro, parecía haber pocas plazas para el lunes a la noche, pero había algunas. Me despreocupé y llegué a la Rambla, que debo decir que, llena de turistas y sin nada notable, me había parecido anteriormente muy poco interesante. Esta vez doblé hacia el puerto y tuve que cambiar de opinión. Sobre la izquierda se iniciaba un laberinto de callejuelas muy prometedor (luego me enteraría de que era la Ciudad Vieja). Seguí por la Rambla, hasta el monumento a Colón, y luego seguí cruzando el puente hasta el Maremágnum, el IMAX, etc. Es una zona evidentemente muy nueva de Barcelona, toda con estilo de shopping, una cosa muy fría y común, por suerte está aislada en el medio del puerto. Lo que sí era más interesante era ver a los turistas yendo y viniendo, aunque a decir verdad, por ser domingo, la mayoría eran probablemente catalanes de a pie.

Di la vuelta larga, me llamó mucho la atención la cantidad de barcos en el puerto (luego descubriría que había otro puerto, aún con más barcos!), y regresé ya que estaba anocheciendo. Hice la reserva en un hostal, y regresé al departamento de María (que se había ido por un día a su pueblo), cené con Sara y con la tercera hasta entonces desconocida, Cristina, que regresaba de un viaje agotador por Londres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigo, qué tan cara resulta la hostal?

Saludos